sábado, 13 de julio de 2013

Virginia Berasategui y el doping


Como decía en alguno de los posts que escribí hace unos días, he querido dejar un tiempo antes de meterme en el charco provocado por la noticia del positivo de la triatleta Virgina Berasategui y la posterior rueda de prensa en la que admitía haberse dopado, se justificaba y pedía perdón.

Estoy de acuerdo con aquellos que afirman que si VB ha confesado que hizo trampas (que se dopó) ha sido porque la han pillado. Seguro que si no, hubiera callado para siempre y disfrutado de una retirada entre el cariño y la admiración de sus más fieles seguidores, ganando el triatlón de Bilbao.

Estoy de acuerdo con quienes critican que en su comparecencia de 'jutificara', en vez de asumir su decisión de doparse y explicarla, para que otros no caigan en la misma trampa.

Y no estoy de acuerdo con esta moda de comparecencias públicas en las que no se admiten preguntas.

No conozco de nada a VB y, por lo tanto, no me cuento entre sus incondicionales, ni entre sus amigos, que la defenderán a capa y espada, aún a riesgo de hacer el ridículo. Pero no me encontraréis entre los que participan o asisten a la lapidación pública de VB. En esto del doping -como sabiamente dice el evangelio de San Juan- 'El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra'.

Siento de verdad el drama que estará viviendo esta mujer, que es consecuencia directa de sus actos. Creo que su confesión es una liberación y que -'justificaciones' aparte- merece nuestro perdon. Creo que están fuera de lugar muchas de las cosas que se han dicho y se siguen diciendo, haciendo leña del árbol caído y terminando de destrozar desde fuera a una muñeca ya suficientemente rota interiormente.

Pero ese perdón no se puede extender al plano normativo. Las normas están para cumplirlas y quien las incumple merece ser sancionado de acuerdo con esas normas.

Para terminar -y sin querer ser equidistante entre los partidarios de la 'barra libre' o de la 'tolerancia cero'- creo que la lacra del doping en el deporte, debe abordarse desde:
  • Convencernos a todos de que quien se dopa se hace trampas, a sí mismo y a los demás.
  • Profundizar en la cantidad y la calidad de los controles.
  • Explicar, con datos, las consecuencias negativas y hasta trágicas para la salud que implica el uso y abuso de esas sustancias.
  • Sancionar de forma contundente a los tramposos, con una matización. Si le pillan a una persona de, digamos, 18-20 años, a la que le falta la madurez suficiente para saber lo que está bien y lo que está mal, igual vale con sancionarle un par de años, dándole así una segunda oportunidad, que creo que podría merecer. Pero si le pillan a un deportista con una larga trayectoria, digamos que de 28-30 años, aquí sí, yo sería partidario de la sanción a perpetuidad. En medio, sanciones proporcionadas entre estos dos extremos. Por ejemplo, con 25 años, pues 5 años de sanción.
¿Cómo lo veis?

2 comentarios:

  1. En el tema del dopaje, lo que hace falta es una educación al respecto del mismo. Que la gente sepa las consecuencias de la ingesta de anabolizantes, consumo de la hormona de crecimiento y su relación con desarrollo de diferentes cánceceres, toma de EPO, autotransfusiones o el dopaje genético. Es una cuestión de educación que los chavales/as sepan a que se atienen, tanto en el aspecto legal dentro del marco deportivo como en el legal de cara a la justicia ordinaria, al margen de su salud. Vamos lo que se dice hablar claro y sobre todo hacerles fuertes psicológicamente que ese siempre va a ser el verdadero motor como deportistas.

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  2. Totalmente de acuerdo, Ima. Como digo, se trata, entre otras propuestas, de 'explicar, con datos, las consecuencias negativas y hasta trágicas para la salud que implica el uso y abuso de esas sustancias'. Y de saber que estamos haciendo trampas, a nosotros mismos y a los demás.

    Y es verdad que hay casos clamorosos que -aunque sean difíciles de demostrar-'hablan' con avasalladora elocuencia.

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