El domingo 2 de agosto, la familia Beldarrain-Segurola y sus 'apegados políticos', Adriana y Josu, seis en total, subimos en dos coches hasta el Pla de Beret (1879 metros) e iniciamos una excursión a pie hasta el refugio-ermita de Montgarri (1652 metros). En una recorrido sencillo, por una pista forestal amplia, en la que fácilmente cabrían dos coches. La mañana era espléndida y, al ser domingo, decenas y hasta centenares de personas estaban haciendo el mismo recorrido de poco más de seis kilómetros.
Prácticamente nadie llevaba mascarilla... salvo algunos, entre los que nos llamó la atención una pareja de mediana edad, hombre y mujer, provistos de esas mascarillas blancas con una especie de filtro. Les adelantamos bajando mientras observábamos que, cada vez que se cruzaban o les adelantaba alguna persona o grupo, se apartaban de la pista, se metían unos metros en el prado, giraban el cuerpo y la vista, esperaban a que pasaran esas personas o grupos y volvían a la pista.
En poco más de una hora llegamos al refugio-ermita de Montgarri, donde había muchas familias con sus hijos chapoteando en el río, instalando mesas y sombrillas. Nosotros almorzamos en el bar y emprendimos la vuelta, esta vez cuesta arriba.
Cuando llevábamos diez o quince minutos, nos volvimos a encontrar con la misma pareja de las mascarillas con filtro, repitiendo sistemáticamente la misma maniobra de apartarse del camino y mirar en sentido contrario a la pista cada vez que coincidían con alguien.
Con esa forma de caminar, les pudo llevar todo el día completar los doce kilómetros de ir y volver, con el agravante de que, mientras volvíamos, se metió una niebla espesa, que dificultaba la visión. No quiero ni pensar los sustos que se pudo llevar la pareja.
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