Mientras pensaba de qué hablar hoy, he recibido un mensaje de Alberto Chacón, que dice así: 'La risa mata el miedo... Y sin miedo no hay fe.' 'De la película El nombre de a rosa; la estoy viendo por enésima vez y no había caído en esta frase del 'malo', el ciego.' 'Muy apropiado actualmente ¿no?'
La prensa, que vive la agonía de su modelo de comunicación y, por encima de todo, de su modelo de negocio, contribuye a atentar contra la risa. Las buenas noticias, todo aquello que nos puede hacer reír, han desaparecido. Solo hay una noticia, en múltiples versiones: el Covid-19. Nos abruman con datos globales. Hoy hablaban de veintitrés millones de contagiados... en todo el mundo... sobre una población de siete mil setecientos millones, menos de un 0,3%. Nunca dan datos relativos, ni comparaciones. ¿Por qué España, que ha adoptado las medidas más restrictivas, presenta los peores datos de la Unión Europea?
Nos ocultan lo que están haciendo en otros países, por ejemplo en Suecia, con una estrategia diametralmente opuesta a la que ha impuesto el Gobierno de España, seguida con entusiasmo por el Gobierno Vasco, que está consiguiendo resultados mucho mejores que los nuestros.
Nos enfrentan a unos ciudadanos con otros: los buenos, los que cumplen estrictamente y aplauden las recomendaciones de los políticos, frente a los insolidarios y los egoístas: los jóvenes, los runners, los surfistas, los que hacen deporte sin mascarilla, los fumadores, los hosteleros, las prostitutas... Las playas son un foco de contagio, pero trabajar o ir en el metro es totalmente inocuo.
El debate, el contraste de diferentes puntos de vista, ha desaparecido. Como he escuchado en un vídeo, asistimos a una orgía en la que todos están a favor de las medidas que se están tomando.
Así, mientras desaparecen los motivos para reír -¿quién se atreve a reír en ese escenario?- y el miedo va calando hasta los huesos, nos tendrán dispuestos a abrazar la fe de la nueva normalidad.
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