Hoy se cumplen seis meses desde que el Gobierno de España suavizó el confinamiento salvaje al que nos había sometido, permitiendo a los runners salir a correr, dentro de un horario acotado, después de tenernos 49 días encerrados en casa. Un disparate que atentaba contra la salud física y mental de millones de personas.
Fallé el 4 de junio porque, como hoy, se me complicó el día y no saqué un hueco para correr, pero volví al asfalto el 5 de junio y hasta ayer, he encadenado 150 días y sumado 2.002 kilómetros más.
Cuando empecé aquel ya lejano 2 de mayo, mi objetivo era el Maratón de Donostia, suspendido hace semanas. Sigo teniendo como objetivo correr un maratón, pero soy incapaz de atisbar cuándo o dónde podrá ser.
Así que mañana volveré a ponerme las zapatillas y me aplicaré a la tarea que me toca: 3 x (2.000 + 1.000).
En esta distopía que nos está tocando padecer, me agarraré a los versos de Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
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