No es una pregunta trampa y la respuesta es obvia: me quedo con la real. Me quedo con el topo abarrotado a la ida. Me quedo con la caminata-calentamiento desde Ficoba hasta Behobia. Me quedo con los saludos, los besos y los abrazos a tantos amigos y amigas con el mismo vicio de correr. Me quedo con la música atronadora según nos aproximamos a la salida. Me quedo con la cuenta atrás. Me quedo con la adrenalina de los primeros cien metros, buscando mi hueco en la carrera, con cuidado de no caerme, como aquel lejano 1991 (foto de abajo), en el que hice mi marca (1:12:12), después de levantarme magullado y contusionado, tras una caída y una manada de búfalos -¿o eran atletas?- que me pisoteaban y no me dejaban reanudar la carrera.
Me quedo con la subida de la Avenida de Navarra, remontando. Aunque lo paso fatal en esa zona, me quedo con los toboganes de Ventas, hasta llegar al alto de Arretxe. Me quedo con la larga subida a Gaintxirizketa, en la que sigo ganando posiciones. Me quedo con la larga bajada hasta Errenteria, que evita los toboganes de Lezo, pero echo de menos el calor de su público, porque trabajé tres años allí (1984-1987) y todavía hay clientes que me animan por mi nombre.
Me quedo con el paso por Errenteria, donde viví de chaval, que me pone la piel de gallina, aunque salga un día caluroso como el de ayer. Me quedo con la agónica subida a Kaputxinos y con el paso por Pasai Antxo, que después de pasar por Errenteria es como un deja vu.
Me quedo con la subida al alto de Miracruz, donde me estará esperando mi familia, los que no corren ese día, y donde siempre está Romain.
Me quedo con la bajada hasta la avenida de Navarra y su ¿subida?, puerto hors categorie, cuando llegas tan jodido como suelo llegar yo hasta ahí. Y me quedo con esa larga recta que nace en la Zurriola, atraviesa el Urumea por el puente del Kursaal y desemboca en el Boulevard.
Me quedo con todo eso frente a la alternativa, el sucedáneo, el placebo que los organizadores de la B/SS: Iñigo, Fernando, Amalur, Arantza, Daniel... nos han recetado este año para paliar el tremendo vacío que nos ha dejado el segundo domingo de noviembre: la B/SS virtual. Eskerrik asko!
¿A qué viene todo este rollo? A la pregunta que me hacía en Facebook Fernando Sánchez, tras publicar el resultado de mi particular B/SS virtual, que consistió en dar 40 vueltas a la moqueta verde del mini-estadio de Anoeta = 20 kms.
Tengo una curiosidad. A ver qué opinas. ¿Crees que hubieses conseguido una mejor marca haciendo el recorrido de Behobia a Donostia a pesar de sus repechos? También tiene sus bajadas, la adrenalina de la carrera y el calor del público. Ahí lo dejo. ¿Qué opinas/opináis? Recorrido Behobia vs 40 vueltas miniestadio.
Contestando a la pregunta, que se ciñe a la marca que hubiera podido hacer, creo, de verdad, que hubiera mejorado esos dígitos de 1:39:31, aunque el recorrido no fuera plano.
Difícilmente hubiera encontrado una liebre mejor que mi hijo Iñigo, pero estoy seguro de que hubiera ido encantado con la que me tocara de 1:40. Con Iñigo fui muchos kilómetros con el freno de mano, temeroso de que me abandonaran las fuerzas al final. No sucedió y terminé muy entero. Con Iñigo ni comí ni bebí nada en los casi cien minutos que estuve siguiendo sus estela. En carrera, hubiera bebido y hasta tomado algún gel, que he descubierto que mi sistema digestivo admite bien.
Con Iñigo fui concentrado en contar las vueltas y hasta los pasos. En carrera, me hubiera evadido con los ánimos del público, con el Pirata, con la gente que me llama por mi nombre y, por supuesto, con quienes me acompañaran desde Behobia hasta el Boulevard.
Y apuesto a que, llegado al km 15 en 1:15, como con Iñigo, con la mente puesta en lo que me esperaba en el alto de Miracruz y la vista buscando la cima, me hubiera dado un subidón, hubiera dejado atrás a la liebre de 1:40, y me hubiera lanzado a la meta, arañando segundos -y ¿por qué no minutos?- a ese tiempo, que hace un año me hubiera parecido un sueño.
No sé cuántas me quedan a mis 65 años. No serán muchas. Por eso lamento tanto no haber corrido ayer mi 30ª B/SS, aunque la víspera, el día de mi cumpleaños, mi mejor regalo fueron esas 40 vueltas en Anoeta, en compañía de mi hijo.
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