Si Reina roja la ventilé en dos días, la segunda parte de la trilogía: Loba negra, me ha llevado otros dos, con alguna larga sentada y decenas de escapadas para leer un par de capítulos, aprovechando algún minuto de tregua en mis quehaceres diarios.
Arranca donde termina la primera y nos lleva a un nuevo escenario: Marbella y la costa malagueña, donde asistimos a una compleja trama con algunos mafiosos rusos como protagonistas, ajustes de cuentas, policía locales impotentes para hacer frente a la delincuencia organizada y nuestros dos protagonistas: Antonia Scott y Jon Gutiérrez, que no son muy bien recibidos por allí.
Entra en escena una nueva protagonista: Loba negra, una asesina profesional con una misión que... bueno, no daré más detalles para no desvelar la trama.
Como en la primera entrega, acción a raudales, sorpresas por doquier, capítulos cortos e intensos, diálogos brillantes, comentarios ingeniosos y hasta un punto de humor.
Hoy mismo empiezo con Rey blanco, que cierra la trilogía y que, espero, me tenga tan 'viciado' como lo he estado la semana pasada con las dos primeras entregas.
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