Hoy era el día D pero a la hora H yo ya llevaba un buen rato en casa, me había duchado y había desayunado después de un rodaje alegre de 10,85 kms, que arrancaba a las 6:01 y terminaba 53':44" después.
Hoy era el día en el que tenía programado el que, probablemente, fuera mi último maratón. Hoy era el día, porque la temperatura era ideal para correr, no hacía nada de viento y en la segunda mitad de la carrera, cuando me suelo quedar helado, me hubiera calentado el sol, no demasiado, sólo lo justo para que el frío no se sumara a la fatiga.
Hoy era el día en el que debía presentar los resultados de una preparación que empezó aquel lejano 2 de mayo en el que nos dejaron salir a correr, después del confinamiento salvaje al que nos sometieron desde el 14 de marzo.
Hoy era el día sí, pero no había maratón, no había dorsal, no había nervios, no había personas animando, no estaban familiares y amigos interesados por mí y por miles de atletas, faltaban avituallamientos, voluntarios, puntos kilométricos, liebres, música, cronómetros. Lo dicho: no había maratón porque la actividad deportiva ha pasado a engrosar la cada vez más amplia lista de los chivos expiatorios elegidos por quienes arbitrariamente ejercen el poder: los bares, los botellones, el Muro de Sagues, los actos culturales que escapan a la élite...
Todo esto no ha arredrado a algunos valientes que hoy, 29 de noviembre de 2020, han corrido 42,195 metros, solos o acompañados, rebelándose o adaptándose a las circunstancias.
El primero del que he tenido noticia ha sido Txelu Del Sol, que ha arrancado a las 7:19 en los polígonos de Hernani, por los que no ha parado de girar hasta completar su particular maratón en 2:55:34.
Un poco más tarde, me han llegado noticias de Carol Castellanos, que se ha recorrido todo Donostia para hacer su maratón en 3:29:34.
Me consta, aunque no tengo evidencias, que varios Donostiarrak han sido fieles a su cita anual. Apostaría a que Iñigo González Ayerbe es uno de ellos, porque le he visto, acompañado de otros, allá por el Tenis, poco antes de las siete de la mañana.
Me gustaría saber quiénes han sido, que han hecho, por qué lo han hecho, para qué, qué obstáculos han tenido que salvar, antes y durante la carrera, cómo se han sentido, qué han echado de menos, qué ha sido lo más satisfactorio...
Lo decía ayer Javier Colomo: 'Matarse a entrenar, sufrirse a uno mismo, inventarse una razón que le dé sentido............La Maratón……….Nos vemos en el asfalto.'
¡Ojalá! sea pronto, con nervios, con dorsales, con público animando, con nuestros familiares y amigos apoyándonos, con avituallamientos, con voluntarios, con liebres, con puntos kilométricos, con música, con cronómetros, sin tráfico y sin las injustificadas mascarillas.
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