sábado, 19 de enero de 2013

Capoeira y sevillanas en Castellana, 174

No es confundáis, no es un club de baile. Os cuento.

Desde mi punto de vista, formar parte de lo que en la jerga de la gestión se conoce como un Equipo de Alto Rendimiento es una de las mayores satisfacciones profesionales que podemos tener. En mi larga experiencia, he tenido la oportunidad -y la suerte- de trabajar en y con algunos de esos Equipos, en proyectos que exigen una implicación total de las personas, viviendo permanentemente en una montaña rusa de emociones, pero manteniendo siempre el optimismo y el buen humor.

El Equipo, esta vez, está en Madrid y lleva un par de meses trabajando mucho y bien. Este finde, tenemos un hito importante del proyecto, un punto sin retorno, un Rubicón que no tiene vuelta atrás. Ayer trabajamos de sol a sol y la gente estaba cansada, más anímica que físicamente, porque las cosas no salían como nos hubiera gustado que salieran.

Hoy, con la cabeza más limpia, ordenando las ideas y el trabajo, hemos empezado a ver la luz del túnel. A media tarde, hemos tenido un parón, esperando 'material' para trabajar y se palpaba una cierta tensión: ¿tampoco hoy íbamos a ser capaces de arrancar?

En ese momento, cuando el silencio se podía tocar, Bego, una cordobesa-madrileña, o viceversa, le ha pedido a Luis, un madrileño que practica la capoeira, que nos haga una demostración de sus habilidades. Al principio, se ha hecho el remolón; pero, poco a poco, ha ido entrando y las 17 personas que, en ese momento, estábamos en Castellana, 174, nos hemos puesto a ¿bailar?  capoeira, en medio de una sala atestada de mesas, sillas, PCs, papeles y carpetas.

Después de la capoeira, Pepa y Esther, cordobesas, tan estoicas como Séneca en el trabajo, se han arrancado por sevillanas. La música la ha puesto Paco, entrando en Youtube.

Han sido diez minutos que alguien ha inmortalizado con la cámara de su teléfono móvil. Poco después de las siete, nos ha llegado el 'material', con el que nos hemos puesto a trabajar como un tiro. Hemos arrancado ¡Por fin!

Y aunque nos esperan sábado y domingo; y aunque nos tengamos que poner, como dice un compañero, 'el dodotis de noche' para no levantar el culo del asiento, estoy seguro de que vamos a disfrutar, por lo menos, tanto como los que salgan este domingo en la Tamborrada de San Sebastián

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