viernes, 2 de julio de 2021

Teresa Errandonea

Nació el 15 de noviembre de 1994 y la primera competición  que aparece en su ficha de la RFEA data del 26 de noviembre de 2006, con 12 años. Corrió 80 metros vallas en Hondarribia en 14.3. La siguiente, en el Velódromo, 60 metros vallas en 10.5, el 4 de marzo de 2007.

La sigo desde hace una decena de años y en el cuadro que sigue, cuya fuente es la citada ficha de la RFEA, podemos ver su progresión desde 2011:














He tomado datos de su prueba, las vallas altas, los 100/60 metros y también del salto de longitud. Además de esas pruebas, tiene marcas en 200 metros, relevos 4x100 y 4x400, 400 metros vallas, salto de altura y lanzamientos de peso y jabalina.

Su implosión se produjo la pasada temporada de pista cubierta, en 2020, y se interrumpió con la suspensión de competiciones que decidieron los políticos para combatir la pandemia del Covid19. Al aire libre sólo compitió en dos carreras, el mismo día, 30 de julio.

Este año, he hecho una buena temporada de pista cubierta, aunque no del nivel de 2020, con algún contratiempo como las descalificaciones en el Campeonato de España y en el meeting de Karlsruhe.

En la temporada al aire libre ha conseguido el billete para Tokyo después de 13 carreras y 3 marcas en la frontera de los 13.00: 13.04, 13.05 y 13.07 en el Campeonato de España, con -2,1 de viento en contra.

Su aspecto de chica espigada ha ido evolucionando hasta la imagen más potente que exhibe ahora, sin desmerecer un ápice su atractivo.

En estos diez años ha tenido también momentos malos derivados de las lesiones, algo que apreciamos a la vista de sus resultados en 2016 y en menor medida en 2018.

Ha estado muchos años a la sombre de Caridad Jerez, que dominaba las vallas en España, hasta que ha conseguido superarla, y a nivel local ha mantenido una sana competencia, para las tres, con Maria Mujika y Nora Orduña.

No sé si aquella niña que corrió en Hondarribia hace quince años soñaba con ser olímpica. Además de sus condiciones naturales y su trabajo, tuvo la suerte de caer en un club, modelo de gestión deportiva, el Super Amara Bidasoa Atletiko Taldea, al que sigue fiel y del que es, sin duda, su buque insignia y un modelo a seguir.

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