Ayer, en semifinales, me pareció el atleta más solvente. Corrió la misma serie de los 200 metros que Noah Lyles, a quien ganó con facilidad. 19.96 para Letsile Tebogo por 20.08 para el mediático atleta de los Estados Unidos, campeón olímpico de los 100 metros. Comentaron en la tele que Noah Lyles se dejó ir y escondió sus cartas. A mí me da que a este atleta no le gusta perder ni a las canicas y que, de haber podido, habría peleado por llegar el primero.
Segundo ha sido Kenneth Bednarek (USA) con 19.62 y tercero el gran favorito, Noah Lyles con 19.70.
Cuarto ha sido el tercer atleta de los Estados Unidos, Erriyon Knighton (20 años), que va camino de quedarse en eterna promesa. Hace tres años, con 17, ya corría la distancia en 19.49.
A mí, la verdad, ma ha alegrado la victoria de atleta de Bostswana y, sobre todo, que haya ganado a Noah Lyles, un atleta muy mediático, que a mi me resulta excesivo. No tiene nada que ver con Usain Bolt, un tipo simpático, que se hacía querer.
Tanto en la final de los 100 metros, como hoy, Noah Lyles ha montado su show. Hoy, en concreto, ha tenido que salir ya cansado a correr, después de los gestos, muecas, saltos y carreras que ha dado desde la presentación hasta que se ha puesto en los tacos de salida.
Como fin de fiesta, después de ser derrotado, no solo por Tebogo, sino también por Bednarek, se ha dejado caer, aparentemente agotado y se ha retirado de la pista en silla de ruedas. En algún medio he leído que tenía Covid (se le ha visto con mascarilla en la cámara de llamadas). ¿Justifica eso su derrota?
Así ha quedado la final:
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