miércoles, 29 de mayo de 2013

Juventud, trabajo, tiempo y talento.

Estos días, circula por la red 'No busques trabajo', uno de esos textos víricos que se propaga entre el aplauso de la multitud, entregada a un personaje como Risto Mejide. Se publico en 'El Periódico' el 19 de mayo. Después de haberlo leído tres veces, tres días distintos y haberlo escuchado una cuarta vez, mi impresión es que se trata de un texto tan brillante, populista y corrosivo como su autor. Escudado en un lenguaje provocador, esconde una aceptación acrítica del sistema, dando por buenos ¿valores? como el consumismo, la generación de necesidades ¿artificiales? y la rabiosa orientación al negocio; además de poner en cuestión la sostenibilidad de todo el entramado que hemos ido construyendo alrededor de eso que hemos dado en llamar el estado del bienestar.

En el fondo, lo que nos cuenta Risto Mejide no es nuevo. Más cerca de nosotros, José Manuel Gil suele mandar a sus alumnos de la universidad de Deusto un texto  titulado 'Carta a un profesional', en el que les advierte de que les va a tocar vivir una época distinta y pone en valor conceptos como el esfuerzo, la visión a largo plazo, la honradez, el trabajo en equipo, el compromiso, el nivel de competencia, la formación continua y, por encima de todo, la importancia de ser un buen profesional.
Y vosotros ¿seguís fichando?

Tal como yo lo veo, hasta ahora ¿y hasta cuándo? a los que trabajamos por cuenta ajena, las empresas nos pagan por nuestro tiempo. En nuestro contrato de trabajo, se dice que la jornada es de tantas horas. Y la empresa se adueña de esas horas a cambio de una determinada cantidad de dinero. Bien. Lo que yo me pregunto es si esto es suficiente para la empresa que me contrata... y para mí. Porque, seamos sinceros, a la empresa le gustaría disponer, más que de nuestro tiempo, de nuestro talento y nuestro compromiso, conceptos que no se miden con un cronómetro ¿verdad?.

Y a mí, ya que tengo que vender mi tiempo, ¿qué tal si trato de disfrutar de verdad de ese tiempo? ¿qué tal si le demuestro a quien me ha contratado -y me demuestro a mí mismo- que hago bien, no, mejor que bien mi trabajo? ¿qué tal si puedo utilizar mi talento para la mejora y la innovación? ¿qué tal si me puedo comprometer con la 'misión', los valores y los objetivos de la empresa porque los comparto? ¿que tal si, en ese marco, puedo trabajar con autonomía?. 

En el DV del lunes, a doble página, entrevistaban a Koldo Saratxaga, quien exponía el Nuevo Estilo de Relaciones (NER); mucho menos mediático que Risto, pero mucho más transgresor. No he conseguido cazar el link y os invito a que lo busquéis y lo leais. Os dejo este artículo de opinión publicado por KS en abril en Noticias de Navarra: ¿Qué tipo de sociedad quieren los jóvenes?.

Tanto la entrevista como el artículo merecen una reflexión, porque aportan ideas y propuestas. Son constructivas y no corrosivas. Y parece que funcionan.

'Una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está condenada a desangrarse.' (Kofi Annan)

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