miércoles, 9 de septiembre de 2015

Escuelas de atletismo

‘Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación’ dicen que dijo Mark Twain. Y se quedó tan ancho después de pronunciar esa boutade.

Los que nos iniciamos en el atletismo ya entrados en la treintena o cerca de ella, pro-cedentes de otros deportes o de la más pura inactividad, cuánto hubiéramos agradeci-do haber sido educados -más allá de las clases de ‘gimnasia’ o ‘educación física’- en juegos y actividades que estimularan nuestra coordinación, afloraran nuestra fuerza, despertaran nuestra curiosidad por correr, saltar y lanzar –base de cualquier deporte- y nos enseñaran la mejor forma de hacerlo, los pasos a dar, las técnicas a desarrollar y hasta los trucos a los que recurrir.

Muchos de nosotros tenemos hijos que se inician en el deporte. Y seguro que nos gustaría que les picara, como a nosotros, el gusanillo del atletismo, que es algo más que las carreras populares o de montaña, como hemos tenido ocasión de disfrutar el pasado mes de agosto con el Campeonato del Mundo de la IAAF celebrado en Beijing. Hay atletismo más allá de la Behobia-San Sebastián.

Sí, ya sé que la televisión y los medios están volcados en el fútbol y que los chavales sueñan con ser como Messi. Ya sé que los deportes de equipo tienen un componente social que en esas edades es más atractivo que el esfuerzo que exige la práctica de deportes como el atletismo o la natación, tan poco agradecidos y menos reconocidos, pero tan gratificantes en lo personal. .

Pero podemos hacerlo. Debemos hacerlo. Los clubes gipuzkoanos llevan años haciendo una labor que empieza a dar sus frutos. Y en las pistas asoman caras nuevas, frescas, con ganas de jugar y de divertirse.

Desde esta misma semana, con el comienzo del curso escolar, están en marcha escuelas de atletismo en Arrasate, Azkoitia, Azpeitia, Eibar, Donostia, Hernani, Irun, Lasarte, Ordizia, Tolosa, Zumarraga… Seguro que me dejo alguna.

En la página web de la Federación Atlética Gipuzkoana tenéis el detalle de algunas de esas escuelas. Tenéis dónde elegir. Veis que pueden empezar desde los 8-9 años y que hay muchas opciones para cuadrar vuestras agendas y las de vuestros chavales.

Sé del gran trabajo que hacen los monitores y me consta lo bien que se lo pasan los niños y niñas, chicos y chicas mientras aprenden a cómo usar su cuerpo de forma coordinada. Empiezan por lo más natural: la carrera. Con el paso de las semanas, los meses y los años, irán descubriendo aquello que más les gusta o para lo que están más dotados. Es una inversión a largo plazo de la que ellos saldrán beneficiados.

Algunos habrá especialmente buenos, que todo lo hacen bien. Y algunos otros, como me hubiera pasado a mí -que huí en mi infancia de la clase de ‘gimnasia’ ante el terror que me producía saltar el potro o el plinto- conseguirán una mayor coordinación, mejorarán su técnica, adquirirán buenos hábitos, evitarán lesiones y -muy importante- aprenderán a querer el cuerpo que Dios les ha dado y a sacarle el mejor partido.

Seguro que Mark Twain no fue a una escuela de atletismo.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, y es una maravilla que lo practiquen a esas edades porque es un juego, donde trabajan la destreza, coordinación, más que solo correr.

    Y un apunte: no es que el atletismo sea más que las populares o las carreras de monte, es que es otro deporte. Una cosa es el atletismo y otra el carrerismo. Ninguno tiene más mérito ni esfuerzo ni historias donde algunos se enzarzan. Hay pruebas donde casi coinciden, pero la gran mayoría de las pruebas de atletismo (más rápido, más alto, más lejos) no tienen nada que ver.

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