viernes, 12 de octubre de 2018

Otra gran lección de Rafa Nadal

La imagen, no buscada, ha sido portada nada menos que en The Times. Rafa Nadal, número uno de la ATP, ganador de 17 torneos del Gran Slam, vecino de Manacor, localidad próxima a Sant Lorenç, de donde es su abuelo, se puso un chandal viejo y unas katiuskas, cogió un rastrillo y se fue a achicar el barro, caído por toneladas después de la riada de la víspera. No solo eso, además ofreció las instalaciones de su academia para los vecinos que no podían regresar a sus casas. ¿A cuántos deportistas o personajes públicos de ese nivel os imagináis haciendo lo mismo?
Me vienen a la cabeza algunos futbolistas, que ni siquiera han sido internacionales, que, en expresión de un colega, parece que mean colonia, a los que no me imagino ni de lejos con esas trazas, achicando agua como un voluntario más.
He leído alguna entrevista a su tío, Toni Nadal, que fuera su entrenador hasta hace poco, que llama Rafael -y no Rafa- a su sobrino. El trabajo, el respeto, la disciplina, están en la base de un comportamiento que le hace luchar en la pista hasta resolver situaciones que parecen insalvables. Y que fuera de la pista le hace tener los pies en el suelo y saber que lejos de los santuarios de Roland Garros, Wimbledon, New York o Australia, donde los aficionados le rinden pleitesía, es un ciudadano como cualquier otro.

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