lunes, 23 de mayo de 2022

Estrategia, elegancia... y estética en el atletismo

Las competiciones de atletismo de clubes, como las celebradas el sábado en Donostia y Durango, tienen un atractivo especial y un plus de motivación para los y las atletas que defienden la camiseta de su Club.

La fórmula es bien sencilla. Si hay 8 equipos en liza, tantos como calles tiene la pista, el ganador de cada prueba suma 8 puntos, el segundo 7, el tercero 6... y el octavo 1. Tras la 20 pruebas, se suman los puntos y listo.

Los grandes clubes, como la Real Sociedad en hombres o el Atlético San Sebastián en mujeres, tienen especialistas para cada una de las 20 pruebas del programa: 6 carreras lisas, 2 de vallas, 1 de obstáculos, 1 de marcha, 4 saltos, 4 lanzamientos y 2 relevos.

En la mayoría de los demás equipos, hay pruebas en las que por su dificultad técnica, como la pértiga, o su dureza, como los 3.000 metros obstáculos, es complicado inscribir a algún atleta. Y si no hay atleta, no hay puntos. 

Por eso, tomando como ejemplo los 3.000 metros obstáculos, en el Campeonato de Euskadi de Segunda División, celebrado en Durango, las chicas sólo fueron 3 de 7. En Anoeta, en esa prueba, salieron 6 chicos de los 8 posibles y lo mismo pasó entre las chicas. Durango, Atlético San Sebastián, La Blanca y Bidezabal sumaron cero puntos. 

En esa carrera de los 3.000 metros obstáculos femeninos de Anoeta, tenemos, a mi modo de ver, dos ejemplo de buena y de mala gestión... o cuando menos cuestionable y abierta a debate.

La buena gestión es la que hizo el Txindoki con Iraia Mendia, para mí, la atleta de más nivel del equipo que presentó en Anoeta. Hubiera sido clara favorita en los 3.000 metros (campeona de España sub 20 en pista cubierta con 9:47.01), pero ella y/o el club decidieron que corriera los 3.000 obstáculos, una prueba nueva para ella, al menos en competición.

Tenía enfrente dos especialistas: Izaro Perurena (Tolosa) y Leire López Dambolenea (Atlético SS). Iraia Mendia (19 años) salió con precaución y pasadas dos vueltas, tiró para adelante, poniendo tierra de por medio y ganando con 10:41.10, a solo 2" del record de Gipuzkoa de Sara Alonso. Sumó 8 puntos y lo hizo con elegancia.

El Ezkerraldea se jugaba la categoría y parece razonable que inscribiera a una atleta en esa prueba. Aunque fuera última, al correr seis, con solo acabar la carrera, sumaría 3 puntos. Mi pregunta es si esa atleta debió ser la que salió a la pista. Su tiempo fue 19:49.36, es decir, a 6:36/km. Corriendo al trote y pasando las vallas sin saltar. ¿No había otra? Y visto el resultado final ¿mereció la pena?

Creo que si queremos dignificar estos campeonatos y estas competiciones es necesario exigir unos mínimos (no mínimas) a la hora de competir en los Campeonatos. Y más en pruebas que tienen tanta visibilidad. 

A mi modo de ver, no deberíamos hacer pasar por ese trance a una chica de 17 años y por ese espectáculo a los aficionados. La estética es parte esencial del atletismo.

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