Vamos con la cuarta entrega tras Viernes 13. Sanfermines. 14 de julio. Pobre de mí. y
15 de julio. Antes de la final de la Copa del Mundo. publicada ayer.
Contestando alguna consulta, no serían capítulos correlativos, sino sueltos de un proyecto de novela que tiene por escenario los Sanfermines 2018. Antes, después y entre esas entregas podría haber mucho más. Vamos allá.

Apenas maquillada, vestía su habitual uniforme de trabajo: traje negro o azul marino y camisa o blusa siempre blanca. Zapatos cómodos, sin apenas tacón. Su porte y elegancia natural permitían adivinar un cuerpo esbelto, con las proporciones justas y en forma por la práctica diaria de la natación.
Era el personaje que se había construido para sobrevivir sin sobresaltos en un ambiente cargado de tics machistas, independientemente de la edad de los hombres. Era la única mujer del departamento y la mano derecha de Fermín Alsua, un hombre no muy distinto de su padre, que la trataba como si fuera su hija. Extremadamente puntual, a las 7:59, como cada día, salía del ascensor con un Buenos días, Isabel, que ella devolvía con un formal Buenos días, Fermín.

Los dos charlaban animadamente de los recién acabados Sanfermines y de la noticia morbosa del fin de semana, cuando Patxi, mirándola de reojo, y en un tono de voz que ella podría escuchar sin esforzarse, contestó el comentario de Josean, al que no había prestado atención, diciendo: 'Es que son unas calientapollas.'
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