Alexander Oiarbide es un joven fondista de 25 años, que trabaja como preparador físico. El pasado sábado, 11 de julio, se fue hasta San Juan de Luz para correr un 3.000 en pista, que ganó Pierre Urruty con 8:25.57. El tiempo de Alexander fue de 8:26.60, marca personal y -si mis datos son correctos- 22ª del ranking gipuzkoano de todos los tiempos, por delante de atletas como Joseba Agirre, Asier Goikoetxea, Ramón Urdampilleta, Eugenio Hernández Galán (que hoy cumple 72 años), Daniel González, Pablo Salaverría, Iñaki Gabilondo, Unai Arroyo... En la misma carrera, el veterano Lionel Petriacq (1977), habitual en nuestras carreteras, hizo 9:01.97.
Ya el 14 de marzo, frustrado su objetivo de correr en Laredo, por el estado de alarma decretado por el Gobierno de España, hizo un test en asfalto y en solitario en el polígono industrial 10 de Salbatore en Beasain. Con su padre en bici, cortándole el viento, hizo 29:16 tras dar 16 vueltas a un circuito de 625 metros casi completamente llano.
Pese al confinamiento, siguió entrenando, fundamentalmente en cinta, y en mayo se planteó mejorar su marca de 3.000 metros. Salió de casa, fue calentando hasta el mismo polígono, y se ventiló los 3.000 metros en 8:32, con parciales de 2:51 + 2:51 + 2:50.
Estos dos registros, de los que tuvimos conocimiento por las redes sociales, provocaron división de opiniones; desde las que iban por la senda del reconocimiento, como es mi caso, hasta las más escépticas. En todo caso, abundaban en la tesis de que nos crecemos cuando las cosas se complican y nos acomodamos cuando nos lo ponen fácil.
Así que, a mi modo de ver, esa marca de 8:26.60, conseguida en la pista y en la primera carrera de la temporada, es una confirmación del buen trabajo de preparación realizado esta primavera tan extraña.
Mañana os contamos un 5.000 que corrieron ayer en Mintxeta los pupilos de Alexander.
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