Esta mañana, gracias a la gentileza de un buen amigo, que me ha regalado dos invitaciones, mi mujer, que está de vacaciones, y yo hemos asistido, en el Kursaal, al estreno de Rifkin's festival, la última película de Woody Allen, rodada el pasado verano en Donostia.
Es una película para incondicionales del director, actor, guionista y escritor neoyorkino, entre los que me cuento, y también para ñoñostiarras irredentos, que quedarán fascinados por las vistas del marco incomparable y por algunas calles, plazas, paseos y sitios que recuerdan a Paris, ciudad que se cita en algunos de los diálogos.
Hay quien dice que Woody Allen hace siempre la misma película. No les falta razón. La primera que vi, Sueños de un seductor, que nada tiene que ver con esta última -¿o si?- tiene como protagonista a un personaje que en poco se diferencia del Mort Rifkin, que interpreta magistralmente Wallace Shawn. En esas dos películas, separadas casi 50 años en el tiempo, es fácil adivinar en sus protagonistas a un alter ego del propio Woody Allen.
En los casi cien minutos que dura, asistimos a un homenaje al cine europeo clásico, el de Bergman, Fellini, Truffaut, Godard, Buñuel... con el contrapunto del personaje del director francés (Philipe) con el que la mujer de Mort Rifkin tiene un affair... o dos... o tal vez tres.
Media docena de ingeniosos gags, que tienen como destinatario el pretencioso Philipe, y las recurrentes referencias a la muerte, la religión, la infidelidad, el amor, el desamor, nos dejan el sello inconfundible de su autor.
Es una comedia triste y amable a la vez, mucho menos ligera de lo que parece o quiere parecer, a mi modo de ver, con una profunda reflexión sobre el sentido de la vida, indisociable de la muerte -interpretada por Christoph Waltz- , con la que Mort Rifkin charla en sueños en una de las escenas oníricas de la película.
Está muy bien ambientada en un escenario como San Sebastián, que adquiere un protagonismo que debemos agradecer quienes queremos a esta ciudad.
Si te gusta el cine, vete a verla. Si te gusta Donostia, vete a verla. Si te gusta Woody Allen, vete a verla. Y si quieres pasar un buen rato, vete a verla.
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