Vamos a avanzar dos días, donde lo dejamos en 15 de julio.Las dudas.
‘Yo también le he estado dando vueltas, Iñaki. Le he estado dando vueltas a esta sociedad asquerosamente machista, que envidia a tipos como tú, deliciosamente inmaduros, que van de flor en flor, sin comprometerse nunca, pero que estigmatiza a tías que se comportan igual que tú. Esas son unas putas. Cuando esto salga a la luz, yo seré una puta. El viernes fui a currar, nadie sabía nada y nadie reparó mucho en mí. Entre el horario reducido, el escaqueo y los Sanfermines, se me pasó la mañana volando, pero el lunes será distinto. Con suerte, nadie sabrá todavía que soy yo la víctima. Bueno ¿víctima? A saber qué versiones van corriendo por ahí, qué cuenta el amigo…’
Una vez
más, no pudo aguantar el llanto y rompió a llorar. Se sentó en el sofá,
volviendo a la posición fetal y haciéndose un ovillo, sujetando las rodillas
con sus brazos, tapados a su vez por la larga y sedosa cabellera negra que
también ocultaba su cara. Iñaki se sentó a su lado, acariciándole el pelo con
la mano derecha y acariciándole los dedos de los pies con la izquierda, sin
decir una sola palabra. Pasados unos minutos, recobró la calma, se levantó,
volvió a la taza de té, ya frío, y la apuró.
‘He pensado mucho en mis padres. Llevo
tiempo voluntariamente alejada de ellos, haciendo mi vida, que sé que no les
gusta. Nunca les ha gustado. Fui una rebelde tardía y deliberada. Esperé a ser
mayor de edad para dejar de ir a misa, a los retiros, a las novenas, a las
cuestaciones. Me negué a estudiar en ISSA, para ser una fina secretaria, y me
matriculé en la facultad de Derecho, donde nos conocimos. Me tuve que poner a
trabajar, porque mi padre se negó a pagarme la matrícula. Esa historia ya la
conoces. Hasta que salí de casa, fue una guerra fría de ocho años, sin más
armisticios que las celebraciones de Navidad, y las de los cumpleaños. Desde
que vivo sola, apenas se meten conmigo. Hacen como que me han borrado de su
vida, pero sé que no lo sienten así, sé que sigo siendo la oveja descarriada,
la hija pródiga cuyo regreso siguen esperando con resignación cristiana. Ni me
exhibo, ni me escondo, pero Pamplona no es lo suficientemente grande y anónima
como para camuflar mi apellido. Cuando se enteren mis padres, cuando empiece el
acoso de la prensa, cuando reciban las peores versiones, las más sesgadas, del
comportamiento de su hija, no podrán mantenerse impasibles. Les voy a destrozar
la poca vida que les queda.’
‘También he pensado en el trabajo. Es
tiene más fácil arreglo. No podría seguir donde estoy. Tendría que pedir la cuenta
y emprender otro proyecto profesional fuera de Pamplona. Tienes razón, no
podría seguir viviendo aquí, siendo la comidilla de todos. Tendría que ir a
alguna parte donde nadie me conozca, romper todos los lazos y ocultar todas las
pistas. ¿Es eso posible? Tarde o temprano, alguien dará conmigo.’
‘Puedo cogerme un año sabático, o dos, o
tres, seguir viviendo la vida, pero siempre estaré pendiente del caso, las
citaciones, las declaraciones, el juicio… mientras circulan por ahí, fotos,
opiniones, desahogos y una basura machista que creo que no soy capaz de
imaginar siquiera. Tienes razón, no voy a poner la otra mejilla y voy a saltar,
pero es una pelea desigual en la que tengo todas las de perder. No, no quiero
que mis padres y mis hermanos pasen por ahí; tampoco mis amigos, como tú.’
‘Puede que ya sea tarde, pero creo que el
viejo Sun Tzu tenía razón, no solo cuando dijo lo que me has recordado hace
unos minutos: ‘Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no’; también
cuando dijo que ‘Si estas lejos del
enemigo, hazle creer que estas cerca.’ Es una frase que repite mucho mi jefe.'
‘Me has convencido, Iñaki. Me he convencido. Voy
a retirar la denuncia, pero voy a seguir peleando, con mis armas y a mi manera.'
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