Tengo por norma
eludir los debates sobre ideas. A mi modo de ver, cada uno puede tener las
suyas, fabricadas por la educación recibida, la cultura del lugar, la
influencia de otras personas y muchos otros factores. Admitiendo ese derecho,
soy de los que cree que no todas las ideas son igualmente respetables y que hay
algunas que son absolutamente inaceptables.
Haciendo un
ejercicio de pensamiento lateral,
puedo escuchar lo que un poeta opina respecto del algoritmo matemático
implantado por una empresa para la gestión de sus riesgos, y hasta puede
resultar interesante y añadir algún matiz, pero, en materia de algoritmos,
siempre preferiré que lo haga el matemático y no el poeta. ¿Queda clara mi
posición?
Las redes sociales
son un buen ejemplo de foros en los que las opiniones de personas sensatas,
equilibradas y solventes en la materia, se mezclan con las de otras personas a
las que no voy a calificar, porque me salen adjetivos muy alejados del tono que le quiero dar a este post.
En el debate de la
igualdad entre hombres y mujeres y en cuestiones tan aparentemente evidentes, para mí, como las que señalaba en el post del pasado martes: XIV Subida a Usurbe ¿2018? salen a la luz quienes tienen un
concepto de igualdad que está en las antípodas del mío. Otra vez, me ahorraré
los adjetivos.
Tengo un buen amigo
que tiene por costumbre no debatir según con qué tipo de personas, que son
impermeables a cualquier argumento y te terminan llevando a un terreno lleno de
fango, en el que ellos se sienten en su medio y tú deseando salir para darte
una buena ducha. Suele decir que no son tierra de misiones. Procuro seguir esa forma de comportamiento, que me permite
gestionar mejor mi tiempo, ahorrarme sofocos y permanecer relativamente limpio.
De lo que sí me
gusta debatir es de cuestiones sobre las que se pueden contrastar datos, se
pueden medir y comparar. Y como estamos hablando de correr, mi referencia son
las tablas de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo), elaboradas por
sesudos matemáticos y estadísticos, que vienen a demostrar algo que resulta
evidente: los hombres y las mujeres somos distintos. Para no aburriros con
números, pongamos un ejemplo que pueda resultarnos familiar. Una carrera de
5.000 metros. Para conseguir 1000 puntos en esas tablas, lo que significa ser
un atleta de muy buen nivel, un hombre
los tiene que correr en 14’:00”.02 y una mujer en 16’:27”.51. Si hacéis las
cuentas, la mujer emplea un 17,56% más de tiempo que el hombre. Como bien
sabéis, hay una clasificación para hombres y otra para mujeres y los ganadores,
medallistas y finalistas reciben los mismos reconocimientos. Idénticos.
Volviendo a la Subida a Usurbe, la ganadora empleó un
tiempo de 25’:09”, mientras que el ganador tardó 22’:23”. Si volvemos a hacer
las cuentas, Majida Maayouf tardó un
12,36% más que el ganador. Por consiguiente, si tomamos la referencia de las
tablas IAAF para una distancia similar –admitiendo la salvedad de que casi nada
tiene que ver una carrera de montaña, con una de pista- el desempeño de Majida Maayuof fue mucho mejor que el
del ganador masculino. ¿Me he explicado bien? ¿Se entiende el razonamiento?
No existe –que yo
conozca- ningún estudio científico que establezca diferencias entre la
capacidad intelectual y/o creativa de hombres y mujeres, pese a lo cual el
acceso de la mujer a trabajos, funciones y tareas en las que se valoran esas
capacidades está muy lejos del que le correspondería. Ayer escuché en la radio
que entre las películas a concurso en el Festival de Cine de Venecia había una
sola directora, frente a una veintena de directores. Es solo un ejemplo
Decía el miércoles
(Deporte sin etiquetas) que los
hombres debemos apoyar y hasta nos interesa, siendo egoístas, que la mujer haga
deporte. Difícilmente les podemos ayudar si la premisa es que compitan en igualdad de condiciones. Salvo que una
evolución de la especie del homo sapiens y/o de la ingeniería genética derive en una equiparación total entre los dos
sexos, hay pruebas científicas concluyentes que demuestran que los hombres
tenemos más fuerza y masa muscular que las mujeres, y que las mujeres tienen un
porcentaje de tejido adiposo (grasa) superior al de los hombres, lo que
determina que nosotros seamos más fuertes y más rápidos que ellas.
Mientras los hombres y las mujeres seamos distintos –y ¡ojalá! sea así por muuuucho tiempo- quienes tenemos la suerte de haber nacido hombres, en una sociedad hecha a nuestra medida, tenemos la obligación de construir modelos de convivencia, que incluyen la práctica del deporte, que permitan a la mujer disfrutar de los mismos derechos y cumplir con las mismas obligaciones.
Mientras los hombres y las mujeres seamos distintos –y ¡ojalá! sea así por muuuucho tiempo- quienes tenemos la suerte de haber nacido hombres, en una sociedad hecha a nuestra medida, tenemos la obligación de construir modelos de convivencia, que incluyen la práctica del deporte, que permitan a la mujer disfrutar de los mismos derechos y cumplir con las mismas obligaciones.
IAAF SCORING TABLES OF ATHLETICS / IAAF TABLES DE COTATION D’ATHLETISME
ResponderEliminarVI
AUTHORS’ INTRODUCTION
The Scoring Tables of Athletics are based on exact statistical data and according to the following
principles:
The scores in the tables of different events cover equivalent performances. Therefore, the tables can be
used to compare results achieved in different athletic events.
Due to obvious biological differences, it is not proposed to fully compare men's and women's
performances. Thus, the system contains scoring tables for men's and women's events respectively.
The tables are progressive, which means that the same improvement of results at higher levels leads to
a greater increase in the scores. For example, to improve from 8.30m to 8.60m in the Long Jump is
obviously more difficult than to improve from 6.30m to 6.60m. The degree of progressivity in the
running (walking, hurdling) events is different than in the jumping and in the throwing events due to
biomechanical reasons.