sábado, 17 de enero de 2015

El futuro de la Justicia

Me había perdido alguna de las últimas e interesantísimas cenas-coloquio que organiza el Rotary Club de Donostia-San Sebastián e Irún-Bidasoa y volví a recuperar las buenas costumbres el pasado jueves con ocasión de la comparecencia del recientemente dimitido Fiscal Gene-ral del Estado, Eduardo Torres Dulce.

Acerté, los mismo que el casi centenar de asistentes, que no dejaron de preguntar al ponente respecto de su brillante intervención, sin papeles y con unas escasas notas, sobre el futuro de la Justicia, respecto del que se manifestó optimista.

Ese futuro, según él, debe sustentarse en estos cinco pilares:
  1. Independencia del Poder Judicial.
  2. Eficiencia y uso racional de la Administración de Justicia, adecuándola al siglo XXI.
  3. Intereses sociales preponderantes respecto de cualquier otro.
  4. Igualdad y protección de los más indefensos.
  5. Nuevas Tecnologías y Modelos de Gestión. 

En cuanto a este quinto pilar dio datos tan contundentes como que en España se invierte menos de la mitad que en resto de los países. Teniendo en cuenta que se trata de inversiones recurrentes, que deben hacerse año tras año, el retraso que tenemos respecto de los más avanzados, como los nórdicos o Alemania, es enorme.

Abordó muchísimas cuestiones en las tres horas largas que entre ponencia y debate duró el acto. Y lo hizo con orden, con rigor, con datos, sin escurrir el bulto, de forma didáctica, atrapando la atención de todos los presentes. De ellas me quedaría con estas tres ideas:

  1. Pese a que existe una queja generalizada respecto de las deficiencias en la Administración de Justicia en España, en ninguna encuesta demoscópica aparece entre las principales preocupaciones de los ciudadanos: paro, corrupción, clase política, terrorismo... Tampoco aparece en los programas políticos de ninguno de los partidos. Curioso ¿verdad?
  2. En expresión de alguno de los que intervinieron en el debate, asistimos en España a una 'diarrea legislativa'. En opinión del ponente, hay un exceso de legislación y de reformas, como la Ley Concursal o las sucesivas reformas laborales. Y se abordan esas reformas sin considerar su 'impacto ambiental', es decir, su influencia en el resto del entramado legislativo, y su impacto económico, por aquello de que cualquier reforma, per se, es cara. Y todo esto sucede por la pobreza de los trabajos académicos en los que se deberían sustentar esas reformas.
  3. Desjudialización. Eduardo Torres Dulce dio un dato contundente: los Juzgados en España multiplican por siete los casos que se gestionan en Alemania o en los países nórdicos, donde está mucho más extendida la cultura del pacto, la mediación y el arbitraje.
Cualquiera de nosotros hubiera seguido escuchando el discurso y las posiciones del ex-Fiscal General del Estado, que advirtió que no diría nada respecto de su reciente dimisión. Escuchándole -y aventurando alguna de las causas- uno piensa en lo incómodo que se ha debido sentir un jurista tan brillante -para mí ha sido un descubrimiento- al tratar con políticos tan ramplones como los que tenemos la desgracia de padecer en el Gobierno.

¡Ah! y también habló de cine, materia sobre la que -otro descubrimiento- se explayó con el conocimiento del experto y la pasión del aficionado. Alguna de las anécdotas jurídido-cinematográficas que contó resultaron verdaderamente interesantes e ilustrativas.

Si -por la razón que fuere- tenéis oportunidad, no dejéis de escucharle.

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