sábado, 2 de noviembre de 2013

Antes del atardecer

  • Os contaba ayer el magnífico poso que nos dejó a mi mujer y  a mí Antes del amanecer, primera entrega de la trilogía que completan Antes del atardecer y Antes del anochecer. 

    Después del final de la peli de ayer, estábamos impacientes por saber si Jesse y Celine acudieron a la cita que compro-metieron, para seis meses después, en el andén de la estación de Viena, mientras se daban el último beso, antes de que ella subiera al tren que la devolvía a París. Teníamos unas expectativas muy altas y cuando eso sucede, muchas veces, llega la decepción.

    Afortunadamente, no ha sido así. Con un esquema similar a la primera, Antes del atardecer -en el que solo cambian los escenarios- recorremos con Ethan Hawke y Julie Delpy las calles y barrios de París, con parada en un café, rápido paseo entre dos paradas de un bateau mouche, y trayecto en coche hasta el apartamento de Celine, donde terminan los 80 minutos, en los que se condensan unas pocas horas de una tarde de primavera en París.

    Han pasado nueve años después de aquel día y aquella noche: 'Recuerdo aquella noche mejor que algunos años de mi vida' -le dice Jesse a Celine, mientras pasean por un parque y no dejan de hablar tras un reencuentro -¿casual?- en el que vuelve a surgir la chispa de un amor salvajemente romántico y una complicidad que desnuda a sus protagonistas. Tampoco esta vez hay escenas de sexo, ni siquiera un beso y apenas un abrazo y una caricia que amaga Celine. No hacen falta, porque somos conscientes de estar asistiendo a una historia de amor con mayúsculas, en la que el erotismo está en las palabras, en los gestos y en las miradas.

    Y eso que los dos han perdido la inocencia de los primeros años de su juventud, aunque, por unas horas, en París, se sienten como en la Viena de 9 años atrás. Pero ya nada puede ser igual porque igual que nunca nos bañamos en el mismo río, nunca estamos con la misma persona. 

    Se aprecia que los dos actores: Ethan Hawke y Julie Delpy (autora también de la música) han ganado en madurez y bordan los papeles de un escritor americano y una parisina comprometida con la causa del medio ambiente, que se cono-cieron en Viena cuando eran dos jóvenes soña-dores y dejaron que se les escapara un gran amor: 'Los recuerdos son maravillosos si no tienes que afrontar el pasado'. 'No se puede reemplazar a nadie, lo que se pierde se pierde.' 

    No os cuento el final, menos romántico que el de ayer, y espero ansioso la tercera entrega, que confío poder ver el próximo finde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario