Los saltos en Tokyo 2020

Los atletas USA, dominadores habituales de los saltos planos: longitud y triple, perdieron en Tokyo ese dominio en favor del griego Miltiadis Tentoglu en longitud y el portugués, antes cubano, Pedro Pichardo en el triple salto, con marcas que mejoran las de Río 2016. En ambas especialidades falta un claro dominador y son, a día de hoy, pruebas muy abiertas.

El gran favorito en el salto con pértiga, Armand Duplantis, ganó sin discusión la medalla de oro. Quien la ganara en Río 2016, Thiago Braz Da Silva, fue tercero, pero sigue conservando el record olímpico (6.03), una marca muy al alcance de joven atleta sueco, que tal vez debió intentar antes de atacar los 6.19, que hubieran supuesto batir su propio record del mundo. 

En Tokyo 2020 asistimos a un gran concurso de salto de altura, resuelto con el empate entre Gianmarco Tamberi y Mutaz Essa Barshim, un empate, a mi modo de ver, 'salomónico', cargado de 'buenismo' y ajeno a lo que supone la competición del máximo nivel, como unos Juegos Olímpicos. Ramón Cid lo explicaba muy bien en un artículo publicado en El País, titulado Desempate por favor. Merece la pena leerlo.

La competición de altura femenina fue también de alto nivel, con las medallas por encima de los 2.00 metros. La hierática Mariya Lasitskene consiguió el único título importante que falta en su palmarés.

Katie Negeotte (USA) hizo en concurso de su vida en el salto con pértiga, sucediendo a la griega Stefanidi, que sólo pudo ser cuarta (4.80).

En una de las pruebas más igualadas de Tokyo 2020, la alemana Malaika Mihambo, se llevó la medalla de oro en el salto de longitud. Brittney Reese (USA) volvió a quedarse con la plata, como en Río 2016.

Y en el triple salto, la venezolana Yulimar Rojas destrozó el viejo record del mundo de triple salto para coronarse como una de las reinas de los JJ OO de Tokyo 2020, sucediendo a la colombiana Caterine Ibargüen.

Mañana vamos con los lanzamientos.