viernes, 27 de marzo de 2020

¿Optimismo o esperanza?

El pasado domingo, en un programa que giraba alrededor de la situación a la que nos ha abocado el Gobierno de España con este asunto del Covid19, Jordi Évole entrevistaba por streaming al Papa Francisco. Le preguntó si era optimista y el Papa contestó así:  

‘Es una palabra que no me gusta… me suena a maquillaje… yo tengo esperanza… esperanza en la humanidad… en los pueblos que van a tomar de esta crisis enseñanzas para revisar sus vidas. Vamos a salir mejores, menos, por supuesto, muchos quedan en el camino; y es duro… pero tengo fe, vamos a salir mejores.’

Viendo lo que veo y lo que he visto en mis 64 años de vida, no puedo ser optimista, pero, como el Papa, me aferro a la esperanza.

Tengo esperanza de que esta crisis se lleve por delante a los ineptos que nos gobiernan, o por decirlo en positivo, que quienes nos gobiernen sean personas aptas. Porque para ser ministro de Economía, a mi modo de ver, es necesario haber dirigido antes una empresa y saber lo que significa pagar mil nóminas al mes. Porque creo que para ser ministro de Sanidad hay que ser médico o tener una formación científica y social de alto nivel. Porque para ser ministro de Justicia, no basta con ser juez o fiscal y se necesita, tal como yo lo veo, conocer las necesidades y expectativas de justicia de una sociedad cada vez más compleja. Porque para ser Presidente del Gobierno, además de hablar inglés como si fuera tu lengua materna, me parece que hay que tener una enorme capacidad de comunicación, un carisma personal y un liderazgo que se atreva a tomar las decisiones que hay que tomar y no las que dan más votos a corto plazo. Hay que ser un estadista.

Como no puedo evitar que mi voto valga lo mismo que el de Belén Esteban, tengo la esperanza de que sus ¿opiniones? en materia de economía, por poner un ejemplo, no valgan lo mismo que la de, por ejemplo, Emilio Ontiveros.

Tengo la esperanza de que l@s médicos y l@s enfermer@s se quedan aquí porque les ofrecen unas condiciones de trabajo dignas.

Tengo la esperanza de no morir abandonado en una residencia de ancianos y de poder decidir cuándo me quiero ir de este mundo.

Tengo la esperanza de que los futbolistas y los deportistas de élite no exhiban obscenamente las casas donde viven, los yates que tienen, los coches que se compran. Yo, que soy poco de salir, me confinaría eternamente en la casa de Sergio Ramos.

Tengo la esperanza de quien trabaja honradamente sea retribuido dignamente.

Tengo la esperanza de que quien quiera formar una familia, sea cual sea la forma de esa familia, pueda hacerlo libremente, pueda tener hijos, pueda criarlos sanos y pueda darles una buena educación.

Tengo la esperanza de que el reconocimiento económico y social esté asociado a la capacidad de cada uno de nosotros de añadir valor a la sociedad.

Tengo la esperanza de que el presidente de una gran empresa no gane mil veces lo que gana uno de sus empleados ¿No es suficiente con ganar cien veces más?

Tengo la esperanza de que se actúe de verdad contra los paraísos fiscales.

Tengo la esperanza de que los charlatanes que nos abruman en la televisión, en la radio, en la prensa, en las redes sociales… y en la política, que lo mismo valen para un roto que para un descosido; o, como decía uno de mis profesores, que lo mismo planchan un huevo que fríen una corbata, sean sustituidos por personas, por profesionales que de verdad saben de lo que hablan.

Y, por fin, tengo la esperanza de estar equivocado y de que este estado de alarma, este confinamiento, esta docilidad acrítica con la que hemos aceptado que nos impongan un estado de excepción encubierto, no degenere en una revuelta social, cuando se nos acabe el dinero para comprar papel higiénico… y venga, entonces, un salvapatrias a salvarnos de nosotros mismos.

4 comentarios:

  1. El texto es largo y un poco reiterativo pero creo, Gabriel, que te puede gustar:

    Besarkada bat eta zorionak!!!


    https://n9.cl/4hvl

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    1. Estimado Gabriel:
      primero me presento: Me llamo Alex Muela, soy psicólogo y salgo a correr todo lo que puedo y participo habitualmente en carreras populares. Simplemente quiero agradecerte el trabajo que realizas en este blog. En estos tiempos de confinamiento valoro mucho más tus aportaciones. Me produce mucho sosiego tu cordura y tus razonamientos. En psicología podría relacionar el contenido este blog con la corriente existencialista. Eso, unido a la claridad de exposición, la brevedad y la utilización tan exhaustiva de los datos que manejas atrae mucho mi atención. Lo dicho, simplemente darte las gracias una vez más.

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