Sara Hall. El premio de la fe

Dos horas antes de que pudiéramos comprobar que Eliud Kipchoge puede perder un maratón, asistimos al que para mí, fue el minuto más espectacular y emotivo del London Marathon 2020. 

La plusmarquista mundial, Brigid Kosgei, dominaba la carrera con autoridad, después de haber descolgado a su principal rival, Ruth Chepngetich, cuyo correr denotaba falta de fluidez, pero que disponía de una cómoda renta para terminar segunda: 40" en el km 40. Estamos hablando de una ventaja cercana a los 200 metros.

Llevábamos un rato viendo la progresión de la veterana (37 años) atleta americana Sara Hall, acreditada en 2:22:16 (Berlin 2019), que corría su sexto maratón.

Si calculamos el ritmo de Sara en razón al tiempo final, fue a 3:22/km; que es ritmo en el que corrió desde el km 40 hasta la meta: 7':23" en 2.195 metros.

Sin embargo, Ruth Chepngetich esos 2.195 metros los hizo en 8':07", a 3:42/km, ritmo insuficiente para defender su ventaja, como se comprobó en el espectacular sprint de Sara, que vio la presa y pesar de la enorme desventaja, que se apreciaba por la televisión en algún plano aéreo, fue recortando metro a metro, para terminar aventajando en 4" a la keniata y haciendo marca personal, una marca que, sin el estímulo de la caza, puede que no hubiera conseguido.

En la ficha de Sara Hall, vemos que con 25 años corrió 800 metros en 2:05.86. Con 24 años hizo 4:08.99 en 1.500. Con 27 años corrió un 3.000 en 8:52.35. Su mejor marca en 5.000 metros: 15:20.88 la hizo con 23 años. Y ya con 32 años corrió un 10.000 en 32:35.87, dos meses después de debutar en el maratón de Chicago con 2:31:14.

Desde entonces, a maratón por año, ha ido rebajando su marca, como vemos en este cuadro:

Cuando se cuenta con una buena base, como la de Sara Hall, se puede mejorar a medida que se sube de distancia y se puede aprovechar, como hizo ella, esa base del 800 y el 1.500 para terminar como lo hizo el domingo en Londres para deleite de los espectadores. 

Por cierto, calzaba unas Asics.