No. El que calla, simplemente, calla.
El pasado 17 de marzo publicaba mi primer post sobre el estado de alarma decretado por el Gobierno de España. Se titula La mala reputación y comenzaba manifestando mi posición diametralmente contraria.
Ese nadar contra corriente ha propiciado numerosas réplicas, la mayoría respetuosas. Algunas no lo han sido tanto y unas pocas, comentadas sobre el mismo blog, están pendientes de publicación por aquello del anonimato, de lo que hablaba el 20 de marzo. ¡Ah! y el anonimato va más allá de un comentario anónimo. Que alguien firme como Gabriela, sin más datos, sigue siendo, para mí, anónimo.
He ido contestando, replicando o matizando algunos de esos comentarios, mientras que otros han quedado sin contestación réplica o matiz. ¿Por qué?
Una primera explicación sería aquella que dio Sigmund Freud cuando dijo: 'Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.'
'Pesa las opiniones, no las cuentes.' dicen que dijo Séneca. Yo me lo aplico y lo traduzco como que no todas las opiniones tienen el mismo valor. Y no todas, a mi modo de ver, necesitan o merecen una respuesta.
Suelo recordar también lo que un viejo amigo me dijo hace muchos años, cuando me empeñaba en convencer con argumentos sólidos (hechos y datos) a un interlocutor irreductible: 'No es tierra de misiones.'
Decía Churchill que 'La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás.' Pues eso.
He ido contestando, replicando o matizando algunos de esos comentarios, mientras que otros han quedado sin contestación réplica o matiz. ¿Por qué?
Una primera explicación sería aquella que dio Sigmund Freud cuando dijo: 'Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.'
'Pesa las opiniones, no las cuentes.' dicen que dijo Séneca. Yo me lo aplico y lo traduzco como que no todas las opiniones tienen el mismo valor. Y no todas, a mi modo de ver, necesitan o merecen una respuesta.
Suelo recordar también lo que un viejo amigo me dijo hace muchos años, cuando me empeñaba en convencer con argumentos sólidos (hechos y datos) a un interlocutor irreductible: 'No es tierra de misiones.'
Decía Churchill que 'La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás.' Pues eso.
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