Dicen que Albert Rivera se inspiró en Emmanuel Macron para dar el salto a la política nacional, después de su éxito en Catañunya al situarse en medio o de frente a dos nacionalismos: el catalán de CiU y Ezquerra Republicana, y el español del PP.
Pensó, quizá, que el chauvinismo francés, un fenómeno muy difícil de exportar, podría encajar en España y terminó en la foto de Colón, con Abascal y Casado. El resto de la historia ya la conocéis.
El lunes, tras salir a aplaudir en el balcón –confieso que con menos ganas cada día- puse la televisión francesa para escuchar el discurso de Macron. Me apaño bastante bien con el francés, en este tipo de alocuciones los políticos hablan despacio y Macron es un buen orador, por lo que resulta fácil seguirle.
Fue su tercer discurso desde la irrupción de la pandemia, Tuvo una duración de treinta minutos y alcanzó una audiencia del 94%, muy muy por encima de las tediosas comparecencias de Pedro Sánchez.
Puestos a buscar más diferencias, Macron aparecía sentado y la cámara tomaba un primer plano, como si de un presentador del Telediario se tratara. Vestía traje azul, camisa blanca y apostaría a que la corbata era negra, de luto.
Frente a la frialdad de Pedro Sánchez, que trata de disimular tuteando a la audiencia, me pareció que Macron, dentro de un tono serio, ponía más calor y más emoción. En vez de miedo, transmitió optimismo, admitiendo que la epidemia no está controlada. Con humildad, admitió errores, carencias y retrasos burocráticos en la respuesta a la crisis.
Para aliviar el sufrimiento de las familias con enfermos a punto de morir, anunció que se permitirán las visitas y el acompañamiento, debidamente protegidos.
Anunció también medidas en el ámbito de la economía a las pequeñas empresas, autónomos y familias con pocos recursos.
Dio a conocer su intención de que los niños vuelvan a las escuelas a partir del 11 de mayo y de relanzar la actividad económica en general para esa fecha, salvo los bares, restaurantes, cines, teatros y similares, por ser lugares con gran afluencia de público. Los festivales populares, si todo va bien, deberán esperar a mediados de julio.
No hay nuevas reglas ni prohibiciones. Se puede seguir haciendo deporte al aire libre, se puede pasear, los niños pueden salir… Mientras en España, con toda la escenografía militar, apelan al miedo, Macron apeló a la responsabilidad de los franceses.
Francia es un precioso país del que sus habitantes están muy orgullosos. A mi modo de ver, tienen motivos para ello. Mi mujer y yo hemos viajado mucho por Francia y siempre nos ha llamado la atención el civismo, la cortesía, la limpieza, la estética, la diversidad…
Un poco de todo eso hubo en el discurso de Macron y casi nada de eso soy capaz de percibir en las comparecencias de Pedro Sánchez, largas y cansinas.
Que bien describes las lamentables comparecencias de Pedro Sánchez
ResponderEliminarEs tremendo que en esta crisis nos hayan tocado políticos de tan poco nivel, tanto en el Gobierno como en la oposición.
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