
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón
Donde guardo el corazón
Hoy, 30 de abril, estamos a punto de cumplir la séptima semana de confinamiento. Casi 50 días encerrados en casa, mi mujer y yo, sin apenas salir, sin ver a nuestros hijos, sin darles los besos y los abrazos que no sé si ellos reclaman, pero sí sé que nosotros necesitamos.
Casi 50 días en los que he sido muy crítico con el estado de alarma decretado por el Gobierno de España; y no tanto con el QUÉ como con el CÓMO. A mi modo de ver -y no me extenderé en argumentos ya sobradamente expuestos- se ha hecho un uso desmedido y abusivo, provocando el miedo de los ciudadanos y tratándonos como menores de edad, en vez de apelar a nuestra responsabilidad y nuestro civismo, valores de los que la inmensa mayoría de nosotros hemos dado buena prueba.

Estamos en manos de unos dirigentes que no saben (¿hay alguien que sepa?), una oposición que no quiere sumar y prefiere restar y dividir y unos gobiernos autónómicos, más próximos a los ciudadanos, que no pueden ayudar porque no les dejan. Estamos perdiendo una gran oportunidad de consolidar el Estado de las Autonomías.

Mientras no haya una vacuna -y esa vacuna puede tardar- tendremos rebrotes de la pandemia. Mientras no modifiquemos drásticamente nuestra 'normalidad', estamos expuestos a nuevos virus y a nuevas pandemias. Mientras no nos tomemos en serio el medio ambiente, vamos a sufrir como sociedad y vamos a correr un serio riesgo de involución con la eclosión de los populismos, que son la antesala de los salvapatrias y los totalitarismos.
Como he escuchado decir esta mañana a Iñaki Gabilondo: 'Si los ciudadanos nos comportamos como nuestros representantes políticos, estamos perdidos.'
Como he escuchado decir esta mañana a Iñaki Gabilondo: 'Si los ciudadanos nos comportamos como nuestros representantes políticos, estamos perdidos.'
En este escenario ¿qué importa que me hayan, que nos hayan robado este precioso mes de abril del que sólo hemos podido disfrutar desde nuestros balcones?
Bravo! Un mes en el que a pesar de la distancia nos hemos sentido más unidos a los vecino que nunca. En el que nuestra casa ha sido más grandes porque nuestro barrio ha sido más barrio. Un mes en el que a pesar que nos hemos perdido libertad, nos han regalado tiempo. Tiempo para volver a emocionarnos con todo aquello para lo que no teníamos tiempo. Tiempo para cuidar de los nuestros y de valorar la salud. Tiempo para que nuestro planeta pueda coger aire a la espera de que volvamos a castigar su alma. Gracias Gabriel, por tu tiempo. Un abrazo.
ResponderEliminarEskerrik asko! David.
ResponderEliminar