Hace dos años, Jose Gómez de Arriba, Josinho para sus amigos, nos contaba su experiencia y sus sensaciones tras acabar su primer maratón en 2:24:43. Os recomiendo empezar leyendo lo que nos contaba entonces y cómo se sentía; y compararlo con lo que sintió el domingo y con el poso que le ha dejado el calvario que tuvo que pasar. Lo tenéis aquí.
Desde mi puesto en el avituallamiento del Boulevard (kilómetros 10 y 31, más o menos) puedo dar fe de su soledad, detrás de los atletas africanos que le precedían y delante de todos los demás.
Así nos cuenta Jose su maratón:
Empezaré diciendo que después de correr su maratón el 17 de Octubre (2:21:10 en Amsterdam), me puse en contacto con Joseba Díaz para preguntarle si me ayudaría como liebre en Donosti y su respuesta fue que por supuesto, aunque se tenía que recuperar de unas molestias. Pero 10 días antes me avisó que iba a ser imposible. GRACIAS por querer ayudarme y recupérate pronto.
Después fue imposible conseguir a nadie que estuviera disponible y eso hizo que hasta última hora tuviéramos dudas si correr otro para buscar la marca que creo tenía en mis piernas.
Decidí correr en casa aún sabiendo que sería una locura y después de lo visto, fue un error.
¡¡¡¡Solo desde el primer metro hasta meta!!!!
Mi estado de forma y mis ganas de hacerlo bien, hicieron que saliera motivado y dispuesto a pelearlo. Pero eso duró hasta poco después de pasar la Media en 1:11:28. Hasta ese punto las sensaciones fueron buenísimas a pesar del frío y viento.
Camino a Loiola, me cayó una tromba de agua que me dejó helado y las piernas totalmente bloqueadas. Sabía que si era capaz de terminarla, iba a sufrir muchísimo y no me equivoqué.
Una segunda vuelta donde cada km se hacia eterno, el viento era un muro (me pesaba hasta el dorsal) y cada vez perdía más segundos.
Alguna vez se me pasó por la cabeza retirarme y dejar de sufrir, pero para eso estaba Markel, que me apoyó durante toda la carrera en bici, de un lado para otro. En los malos momentos, sus gritos de ánimo hicieron que siguiera luchando a pesar de que nuestro objetivo se escapaba.
Conseguí salir del infierno, nunca mejor dicho, y encarar los últimos kms donde se concentraba más público. Sabía que eso me iba a dar el último aliento para afrontar la recta final.
De los últimos metros antes de entrar al Mini-Estadio no tengo casi recuerdo, porque sólo pensaba en llegar para dejar de correr. Aunque lo mejor sin duda fue la entrada en meta, mirar a mi familia y poder dedicarle este triunfo. Y como no, allí estaba otra vez Markel para abrazarme y consolar mis lágrimas de rabia porque sabía que había dejado escapar una gran oportunidad.
Después de unos días, empiezo a dar valor a lo que hice el domingo, aunque mi cuerpo sigue con la resaca de una maratón tan dura que no puedo casi ni andar.
Si queremos tener una mejor maratón y cuidar a los atletas de casa, alguna cosa tendría que cambiar.
¡¡¡GRACIAS!!! por los ánimos que recibí antes, durante y sobre todo después, que están siendo muchísimos. Lo mejor que me puedo llevar.
Y su entrenador, Markel Blanco (en la foto con su pupilo), añade:
Como posdata, me gustaría añadir unas lineas sobre la preparación del Maratón.
Si fue algo heroico verle a Jose correr solo durante 42 km bajo el temporal, mucho más lo ha sido verle entrenar durante los meses previos. 20 semanas de las cuales muchas han sido por encima de 140 kilómetros e incluso en varias de ellas ha superado los 160. Y todo ello sin dejar de lado sus obligaciones familiares y laborales. Es un atleta que todo entrenador quisiera tener.
Aunque no hayamos sido capaces de llevar esta empresa a buen puerto, ha sido muy gratificante haber recorrido juntos este camino. Nunca pensé que se pudiera disfrutar tanto del atletismo desde la barrera.
Y me gustaría acabar dando las gracias a Santi Pérez por haber compartido con nosotros su experiencia maratoniana y por guiarnos en las ultimas semanas de preparación y por otra parte a Ricardo Jiménez y a su grupo por abrirle las puertas durante varias sesiones en verano a Jose para compartir entrenamientos.
Somos pocos en este "mundillo" y toda ayuda es bienvenida.
Lo que sigue ya es mío. Creo que la supervivencia y el crecimiento, en su caso, del Maratón de San Sebastián se tiene que sustentar en los atletas de casa, incluyendo en esa casa a los atletas vascos, navarros y del sur de Francia. Son ellos los que han salvado los muebles de la 43 edición y en ellos se tiene que apoyar la organización.
Jose, que cumplirá 41 años el próximo 5 de enero, y atletas como él, ajenos a las glorias y a los titulares, pero esforzados y motivados para mejorar, saben que si van a Valencia van a tener grupos para correr en 2:20; 2:21, 2:22, 2:23, 2:24, 2:25, 2:26, 2:27, 2:28, 2:29, 2:30...
En Donostia se formó, casi al azar, un grupito de 2:30, con dos liebres que no eran de la organización: Tasio Gómez e Iker Martínez. De ahí a la liebre de 2:45, nada.
Ya lo dice Jose: 'Si queremos tener una mejor maratón y cuidar a los atletas de casa, alguna cosa tendría que cambiar.'
Y su entrenador, abundando en ese argumento: 'Somos pocos en este "mundillo" y toda ayuda es bienvenida.'
El próximo domingo, en Valencia, correré Eneko Agirrezabal y es más que probable que, de no estar lesionado, también hubiera salido Iraitz Arrospide. Ya hemos contado arriba que Joseba Díaz se fue a Amsterdam...
Con el máximo respeto y admiración a los atletas africanos, casi anónimos, soy de los que preferiría un Maratón con los mejores atletas gipuzkoanos, vascos, navarros... aragoneses, riojanos, asturianos, gallegos, catalanes, castellanos.. Tenemos un gran circuito, mejorable, y necesitamos apoyar a esos atletas, escucharles y darles los medios necesarios para que elijan nuestro Maratón.
Muchas gracias, Jose, por tu testimonio, y ¡¡¡ZORIONAK!!! por ese sufridísimo y trabajadísimo Campeonato de Gipuzkoa, que celebras en la foto de Félix Sánchez Arrazola.
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