Ayer terminé con la segunda entrega de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, de César Pérez Gellida, iniciada con Memento mori, de la que os hablaba ayer.
Como se dice en Nota del autor, al final de la novela: 'En ella he tratado de dar explicaciones a alguna de las incógnitas que quedaron sin despejar en Memento mori y, como no podría ser de otra forma, avanzar en un argumento tejido con medias mentiras y dobles verdades'.
El serial killer Augusto Ledesma -que se convierte en narrador- ha dejado su Valladolid natal para viajar a Trieste, siguiendo la estela de su admirado James Joyce. Allí seguirá su macabra trayectoria, con víctimas cada vez más selectivas.
En esa escalada del terror, irá hasta Belgrado, persiguiendo a sus perseguidores, con el telón de fondo de la guerra del los Balcanes. Más asesinatos y más situaciones límite, en un nuevo final abierto, con sorpresa incluida, con la que termina este segundo acto, que mantiene e incuso supera el nivel del primero.
El desenlace de la historia... en Consumatum est. Ya voy en la página 140.
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