Es un alto cargo político de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Sale mucho en los medios de comunicación: prensa, radio y televisión autonómica; y es activo en las redes sociales, donde ofrece una imagen, que yo percibo como amable y bien trabajada; y muy alineada con el partido al que representa. Tengo buenas referencias de altos funcionarios y técnicos (no asesores nombrados a dedo) que trabajan con él, de su estilo personal, su talante y su capacidad de trabajo.
Somos amigos en Facebook. No recuerdo bien qué circunstancias nos llevaron a serlo. Nunca he hablado una palabra con él, ni le he tenido a la vista, ni nos hemos cruzado por la calle.
Me he animado a escribirle un mensaje privado, que dice así:
Kaixo! ¿?. Acabo de ver la foto que tienes en tu perfil de Facebook, con esa mascarilla negra. Supongo que forma parte de la política de comunicación diseñada por sabe Dios quién. A mi modo de ver, es una elección desafortunada y deprimente. En tu imagen pública te quiero ver a ti, quiero ver tu cara. Besarkada handi bat.
Eran las 15:23 y a los pocos minutos me ha llegado su respuesta, correcta y cordial, que no desvelaré por aquello de la privacidad.
Lo que yo he percibido en esa respuesta es que la foto de su perfil con la mascarilla negra es consciente, voluntaria y forma parte de una campaña de comunicación e imagen de la DFG para concienciar a los ciudadanos del uso de la mascarilla. También, que es un tipo atento a la interacción en las redes sociales, sobre lo cual no haré un juicio de valor, al menos públicamente, sin conocer mejor a la persona y al personaje. En todo caso, tan rápida respuesta es de agradecer.
Estoy seguro de que quienes tienen esas competencias de imagen y comunicación en la DFG creen que deben hacerlo así y que su target, su nicho de mercado, sus posibles votantes se identifican con esa imagen que para mí resulta siniestra y deprimente, además de sugerir que hay algo que se oculta debajo de ese antifaz. Pero, bueno, no les deben preocupar los bichos raros como yo…
Estoy devorando A propósito de nada, la ¿autobiografía? de otro bicho raro, Woody Allen, en la que repasa su vida personal y profesional. Ya he pasado el ecuador y una de las cuestiones en las que más incide es en su independencia a la hora de escribir los guiones de sus películas y de dirigirlas, exigiendo a los productores un control absoluto. Su filosofía al respecto se puede recoger en esta frase: ‘Más que vivir en los corazones y en las mentes del público, prefiero seguir viviendo en mi casa".
Creo, honestamente, que este ¿prometedor? político gipuzkoano ganaría mucho si se ‘soltara’, fuera menos políticamente correcto y asumiera más riesgos.