Ayer a la tarde, invitado por el autor, asistí en el sótano de la Biblioteca Municipal, a la presentación de Wild Donostia, libro de poesía escrito por Miguel Harina, un atleta veterano de 55 años, muy bien llevados, especialista en 200 y 400 metros, que también corre 60 y 100 metros y salta longitud y triple.
Conozco a Miguel de coincidir en Anoeta y le he seguido con mucho interés en Facebook estas semanas de confinamiento, estado de alarma, miedo y mascarillas. En sus textos he descubierto a un tipo que escribe muy bien, que tiene una mirada propia y diferente, con la que a veces coincido y otras veces me permite descubrir otra forma de ver el mundo y todo lo que nos rodea.
Siguiendo con Miguel, en el libro nos lo presentan como licenciado en Filología Hispánica. Escritor, narrador y profesor. Y en la contraportada podemos leer: 'Ante la existencia de una ciudad, la propia, que se ha convertido en un escenario para turistas y para ricos, quizá una de las pocas armas posibles sea la literatura. Como protesta, como juego que ofrece nuevas perspectivas, al otro lado de la versión edulcorada de la cuidad postal.'
En la presentación de ayer, nos leyeron un par de poemas y JuanCar Landa, la mitad de Sanchís y Jocano, nos cantó Crónica de San Sebastián, un nostálgico recuerdo de aquella Donostia de los años 80 del siglo pasado, de cuando éramos jóvenes. Quizá, a mi modo de ver, añoramos más aquella juventud ya perdida que aquella ciudad en la que apenas había turistas, pero en la que había ricos y empezaban a llegar los nuevos ricos.
Ha abierto el libro por la página 47 y me he encontrado con este poema:
ciudad abierta en el indescrifable
mes de diciembre
muñecos en el portal
romanos, ovejas y camellos
de cartón piedra y plástico
a las puertas del palacio
en la plaza gipuzkoa
abierta ciudad
con aire marino nórdico
del hombre vestido de rojo
súbito aire de cocacola
y anuncio multicolor
patrón de zonas comerciales
más allá por el lado del puerto
aparece un carguero
con los magos orientales
aplaude un sin techo al verlos pasar
bebe un trago
brinda por la república
y por el arte impresionista
akelarre de regalos
turbamulta de fecha y días
carreras y banquetes
urbe barrida por el aire de la montaña
subida estupefacta
en la noria de las semanas
finales
Parece que ni a Miguel Harina ni a mí nos gusta la Navidad donostiarra -en mi caso, puede que ninguna Navidad- y que tampoco nos gustan los ñoñostiarras.
Cuando termine de leer y releer todos los poemas, chequearé las visiones coincidentes y las divergentes y pensaré sobre las últimas.
Wild Donostia está a la venta en el kiosko del Boulevard y en alguna librería más que no recuerdo. También la podéis adquirir aquí.
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