Gorka Busto es un traumatólogo donostiarra, residente en Hondarribia por amor y padre de tres hijos; la tercera nació el 28 de abril, en pleno confinamiento. He sido cliente/paciente suyo y le conozco y aprecio por nuestra común afición a eso de correr largas distancias.
Mañana, en una segunda entrega, nos contará cómo ve él el escenario en la era post-pandemia.
Estos últimos meses, desde finales de febrero, hemos vivido un auténtico shock hospitalario en Osakidetza, con una reconversión brutal para tratar casi en exclusividad la patología que se avecinaba. Os voy a transmitir mi realidad desde la barrera, como Traumatólogo, en una segunda línea de combate. Me tocó hacer de apoyo logístico de los servicios más castigados como Medicina Interna y Anestesia (con semi-UCIs improvisadas), y reciclándome, aprendiendo y refrescando conceptos casi olvidados en mi vida laboral diaria.
En un Hospital Comarcal, con menos recursos que el gran mastodonte del Hospital Donostia, pero con profesionales igual o más preparados si cabe, somos como una gran familia, apoyándonos en todo, prestando nuestra colaboración y ayudando en otras facetas. Así, pudimos dar soporte a nuestros compañeros, los Internistas, hablando con familiares y prestando apoyo logístico, ya que nosotros, tratando pacientes Covid, podemos ser más letales que el évola.
Aquí, afortunadamente, no llegamos a esos niveles; primero, porque nos dio tiempo a preparar nuestros hospitales al menos 4-5 días previos al tsunami; luego, porque la Red de Hospitales Comarcales guipuzcoanos descarga muchísimo en el gran hospital y sobre todo (visto en el estudio de seroprevalencia) porque la incidencia de la epidemia ha sido menor. Mi impresión personal es que si el confinamiento llega a venir 2-3 días más tarde, hubiéramos estado en la misma tesitura.
Luego vinieron días de protocolos improvisados, cambios de estrategia cada 48 horas, roturas de cadenas de mando (los de arriba no sabían qué hacer también aquí y pedían opinión a los soldados rasos) y es lógico, estábamos aprendiendo de una nueva enfermedad que va más allá de los síntomas respiratorios. Por eso, me irrita toda la guerra política que hay detrás de las denuncias sobre la actuación de esos días, y que lamentablemente van a pagar gente honrada y muy sufridora, los sanitarios de los hospitales, muchos caídos y/o enfermando por falta de recursos o desconocimiento de la enfermedad.
Queda claro que no estábamos preparados para esta pandemia, ni social ni sanitariamente, creíamos vivir en una burbuja de bienestar y protección ficticia. Curiosamente dónde más han sufrido es en comunidades donde la "privatización" de la sanidad pública ha hecho estragos y se ha recortado mucho en Atención Primaria, el pilar fundamental en el que se debe basar nuestra protección actual frente a siguientes oleadas.
Y no quiero, ni puedo ni debo olvidarme del excelente equipo de Enfermería del hospital, siempre con su mejor sonrisa, amabilidad y ternura, auténticas profesionales en primera línea del frente; como en Urgencias, que se han llevado lo gordo de los cuidados. A pesar de las carencias de material (sí, aquí también las hubo, re-estirilizando hasta 3-4 veces batas desechables y utilizando plásticos) dieron, como todos, lo mejor de sí.
También todos los gremios que trabajan en un Hospital: Auxiliares, Técnicos, Fisioterapia, que se auto-reciclaron en sacar las pruebas PCR a las puertas de Urgencias, Laboratorio, Celadores, Limpieza, Seguridad, Cocinas, etc...
Mañana hablamos del escenario en la era post-pandemia.
Gabriel, ¿por qué dices que nunca ha "disputado" una media maratón? 1:24 es un tiempo acorde a su 2:58 de maratón o 38min de 10k, ¿no crees? Eskerrik asko y felicitarte por tu blog.
ResponderEliminarGabriel, comentas que nunca ha "disputado" una media maratón, pero, ¿no crees que el 1:24 es equivalente a su 2:58 en maratón y 38' en 10k? Eskerrik asko y felicitarte por tu blog.
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