La costumbre de vivir

'La muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir.' (César González-Ruano)

Mientras en oriente y occidente algunos vamos recuperando la costumbre de vivir y otros se conforman con seguir vivos, más al sur, en África, hombres y mujeres de toda edad y condición se debaten en la angustia de sobrevivir.

Allí han sufrido, sufren y seguirán sufriendo pandemias como la del Covid19, que pueden ser hasta anecdóticas si las comparamos con la falta de medios y recursos en cuestiones previas a la salud o la educación, como la alimentación y la higiene.

Más de una vez hemos traído a este blog la iniciativa de amigosolidarios, cuya cara más visible es la de Javier Colomo, condenado a seguir desde aquí sus proyectos en Uganda, donde se están levantando algunas medidas de confinamiento, mientras otras siguen vigentes, afectando -¡cómo no!- a los más vulnerables.

Cada vez que Javier Colomo me invita a escribir de amigosolidarios, me dice, en paralelo, que recibe muchos like, pero pocas o casi ninguna aportación.

Sé que muchos de quienes leáis este post estaréis pasando por una situación difícil, que incluso se puede complicar en el futuro más próximo. Y sé también que habrá quien no se haya visto afectado por los efectos colaterales del estado de alarma, que nos seguirá acompañando hasta el 21 de junio. Y después, a saber.

Según fuentes fidedignas, como la patronal de las Compañías de Seguros, en España, la tasa de ahorro durante el confinamiento ha crecido el 35% y podría seguir siendo muy alta, de manera que a finales de año se coloque en el 20%. El consumo privado puede caer entre el 15% y el 20%.

Me dirijo hoy a todos aquellos que hemos salido o estamos saliendo mejor librados del estado de alarma, a todos los que hemos visto cómo crecen nuestros ahorros, para que destinemos una mínima parte a proyectos humanitarios como amigosolidarios. En Uganda, con 1.800 €, 333 personas pueden alimentarse durante 1 mes.

Piénsatelo.