Hace 
un mes, en el finde del 1 y 2 de noviembre, escribí 
dos post sobre las películas Antes del amanecer y Antes del atardecer, 
dirigidas por Richard Linklater y protagonizadas por 
Julie Delpy y Ethan Hawke.
En 
este tercera entrega, los protagonistas: Celine y 
Jesse, han entrado en la cuarentena. Viven juntos en 
París, tienen dos hijas gemelas de 7 años y Jesse un 
hijo adolescente fruto de un matrimonio anterior, que vive en Chicago con su 
madre.
Han 
pasado 18 años desde que vivieran una historia de amor absolutamente romántica 
en Viena y 9 años desde que se reencontraran en París, dando comienzo a una 
relación que se enfrenta a su primera gran crisis, cuyo escenario es la costa de 
una Grecia también en crisis, donde están pasando sus vacaciones. Los que ya 
hemos pasado por esas etapas, nos sentimos identificados con ellos, como si 
hubiéramos envejecido juntos.
El 
guión –en el que han participado Julie Delpy y Ethan Hawke- se apoya en unos 
diálogos sólidos, brillantes, crudos y creíbles, que reflejan perfectamente cómo 
se pueden sentir un hombre y una mujer, en los que pervive la llama del amor, 
pero con cicatrices. Os dejo algunas muestras: ‘Me siento cercana a ti. Pero a veces siento 
que tú respiras helio y yo oxígeno’ (Celine). ‘Yo acepto todo el paquete, a la loca y a la 
genial. Sé que no vas a cambiar, ni tampoco lo pretendo. Eso se llama aceptarte 
como eres’ (Jesse). ‘¡Ojalá! todo fuera más sencillo. Si me voy 
estoy jodida y si me quedo también’ (Celine). Y 
esta desgarradora declaración de amor, cuando la bronca ha subido de tono: ‘Te estoy dando mi vida entera, no tengo 
nada más importante que darte, no se la doy a nadie más. Si quieres permiso para 
descalificarme, no te lo pienso dar’ (Jesse).
Una 
gran película, al nivel o incluso por encima de las precedentes, que pone el 
listón muy alto para una ¿próxima? entrega, dentro de otros nueve o diez años, 
cuando Celine y Jesse sean 
ya cincuentones… o dentro de cuarenta años, cuando tengan 82. Si queréis saber 
el porqué de esa edad, tendréis que verla.
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