Por 
las estadísticas que me proporciona el blog, sé que mis posts más seguidos son 
aquellos que se refieren a alguna actividad deportiva, sea propia o ajena; y los 
menos seguidos los que hablan de libros que he leído o pelis que he visto. En 
medio, están aquellos que entran en el terreno -ahora mismo, un lodazal- de lo 
político-social. En este post me voy a adentrar en otro terreno, ignoto 
en muchas organizaciones: clima laboral, liderazgo y cambio.
| La brújula nos ayudará a sobrevivir | 
Espero que treinta y seis años seguidos cotizando a la 
Seguridad Social y casi treinta dirigiendo equipos y/o proyectos, me ofrezcan 
una buena base para compartir con vosotros lo que creo que funciona en las 
organizaciones y en las empresas.
Con 
vuestro permiso, empezaré la casa por el tejado; o mejor, a vista de pájaro. Por 
la estrategia. Incluso en momentos en los que prima la supervivencia, el 
'sálvese quien pueda', debemos saber quiénes somos, quiénes queremos ser, adónde 
queremos llegar, para qué hacemos lo que hacemos y cuáles son las reglas de 
juego -permitidme que las llame valores- con las que vamos a funcionar. Todo eso 
son nuestras señas de identidad.
Volvamos al deporte, con un ejemplo de éxito: el Barça. 
Todos somos capaces de identificar sus señas de identidad y, ahora mismo, no sé 
por cuánto tiempo, da lo mismo que el entrenador sea Guardiola, Vilanova o 
Roura. Siempre juegan igual (de bien) y casi siempre ganan.
Sigamos con las personas y aprovechemos el ejemplo del 
Barça: ¿Alguien se imagina a CR7 jugando en este Barça? ¿Alguien se imagina a 
Mourinho entrenándolo? Pues tomemos nota y tengamos buen cuidado de seleccionar 
a las personas correctas o, por lo menos, evitar a las incorrectas, 
especialmente en los niveles directivos. Y una vez que están con nosotros 
tengamos buen cuidado de conocerlas, de dedicarles tiempo, de tratarlas como 
personas y no como piezas o partes de un proceso.
No 
menos importante -y no reñido con lo anterior- es que midamos todo lo que 
hacemos. En el atletismo está claro: la cinta métrica y el cronómetro miden todo 
lo que hacemos. Pues en el trabajo es igual de importante. Lo que no se mide es 
como si no existiera y lo que no se comunica, no se conoce, por lo tanto, es 
también como si no existiera; o algo peor: los 'rumores', 'radio-macuto'... 
 ¿Hay algo más dañino para un buen clima laboral?
Hay 
una cita de Einstein que me ahorra explicaros otro método infalible para 
disfrutar de un buen equipo: 'Dar ejemplo no es la principal manera de 
influir sobre los demás; es la única manera'. Y lo mismo vale para un 
equipo de fútbol, que para un equipo de trabajo o de 
proyecto.
Los 
resultados se consiguen favoreciendo el crecimiento personal y profesional, 
dando libertad a las personas para que tomen decisiones, confiando en ellas y 
ofreciéndoles un marco en el que se puedan desenvolver, pasando de entornos 
controlados, al principio, a otros más autónomos, a medida que van adquiriendo 
nuevas habilidades. Y perdiendo el miedo al cambio. Desde mi experiencia, 
funciona mucho mejor que los incentivos o la presión por conseguir determinados 
resultados. Aquí recordaré una frase de Raynald Denoueix, aquel gran entrenador 
que tuvo la Real y con el que consiguió un subcampeonato de Liga: 'El 
objetivo no es ganar. El objetivo es jugar bien. Ganar, es la 
consecuencia'.
Por 
supuesto que todo esfuerzo es inútil si no nos orientamos al cliente, si no 
pensamos en él y en cómo podemos satisfacer sus necesidades y sus expectativas. 
Y no vale con 'ganar' ¿eh? Yo recuerdo que a Antic lo echaron del Real Madrid, 
yendo líder invicto, porque el equipo jugaba mal. Dependemos de nuestros clientes  y dependeremos cada día más de ellos.
Y 
por no extenderme más, terminaré con el talento y con el compromiso. Es cierto 
que todos trabajamos por dinero. Y no es menos cierto que nuestra retribución 
debe ser adecuada a nuestro esfuerzo. Cierto. Como que con el sueldo que nos 
paga la empresa está comprando nuestro tiempo. La pregunta es: ¿Compra también 
nuestro talento? ¿Y nuestro compromiso?
Solo 
así podemos inspirar a las personas a dar lo mejor de sí mismas y a aflorar su 
creatividad, tan necesaria en el contexto que nos está tocando 
vivir.
Para 
sobrevivir, nos basta con el cerebro reptiliano, que ni piensa ni siente. Para 
salir exitosos de este cambio de época, necesitamos también del cerebro racional 
consciente: que nos convenzan, con hechos y datos, de que lo que hacemos merece la pena; y del cerebro emocional inconsciente: el que de verdad nos mueve a la 
acción.
Lo problemático, y en estos momentos parece que inevitable, es que circunstancias ajenas, sobre las que difícilmente podemos influir, imponen unas reglas de juego y obligan a tomas de decisión cuya inmediatez puede impedir ese "parón" a nivel estratégico, que permita identificar el camino a seguir y la reafirmación de valores a los que te refieres.
ResponderEliminarCon respecto a la selección de personas, sí que concuerdo de forma clara, pues es una de las claves en todos los ámbitos y es un capítulo esencial a cuidar siempre.
Del resto de valoraciones, no voy a desear que sigas viajando "porque sí", pero resulta de sumo interés que hayas aprovechado tus recientes desplazamientos para reflexionar. Espero que sigas profundizando y te prometo leer cuanto escribas, así como entrar en el contraste de las consideraciones.
Ya hablaremos, Antxon, porque 'tenemos tema' y porque, aún cuando no coincidamos al 100% (lo cual sería muy preocupante), sí que participamos de una visión 'humanista' de la vida. Recibe un fuerte abrazo desde Madrid.
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