Convento do Carme y Puente de Santiago, en Padrón |
Aprovechando la pereza del sol, que no se ha desprendido de las sábanas de las nubes hasta bien entrada la tarde, hemos vuelto a disfrutar de una mañana excelente para caminar y disfrutar del paisaje. A diferencia de los días precedentes, nuestro único contacto con la carretera N-550 ha sido para cruzarla tres o cuatro veces. El resto de la etapa es muy parecido al de ayer, generoso de sombras y vegetación y un pelín más exigente en las subidas y bajadas, muy civilizadas y aptas para todos los públicos.
Hemos salido a las 8:30 de Caldas de Reis viendo cómo los servicios de limpieza adecentaban las calles después de la fiesta de la noche de San Juan, que empezaba con una sardinada, veía cómo se quemaba una especie de falla que representaba un edificio, que podría ser el de alguno de los dos balnearios, y ensordecía con un grupo de rock & roll. Menos mal que nuestro hotel quedaba un poco apartado del centro.
Rosalía de Castro |
También apartado del centro de Padrón, junto a la casa-museo de Rosalía de Castro, queda el hotel al que hemos llegado a las 12:30, después de un recorrido de 20,4 kilómetros en los que hemos empleado 3 horas y 38 minutos de tiempo real, sin contar la parada técnica en Pontecesures, ya en la provincia de A Coruña y muy cerca de la meta, donde hemos recobrado fuerzas con una deliciosa compota y un café recién hecho, que nos han sabido a gloria.
Como los pimientos de Padrón, que unos pican e otros non, traídos de América por los franciscanos en el siglo XVI y que han encontrado acomodo en estas tierras de PH ácido, destino final de escritores tan notables como Rosalía de Castro y Camilo José Cela, cuyas estatuas limitan el Paseo do Espolón, a orillas del río Sar.
Iria Flavia |
Por la tarde, nos hemos adelantado hasta Iria Flavia, en el camino que seguiremos mañana, para visitar la iglesia y el cementerio donde reposan los restos mortales de Cela, cubiertos pos una losa granítica tan sobria y rotunda como su prosa.
Ha salido el sol y tiene toda la pinta de que mañana no se le pegarán las húmedas sábanas de hoy; y nos acompañará en nuestra última etapa. A ver si nos llevamos bien.
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