Impresionante el Ayuntamiento de O Porriño |
Llegamos a Santiago por primera vez creo que en 2009, después de haber salido de Roncesvalles dos años antes. ¿O fueron tres? En la primera tacada hicimos 6 etapas, hasta Logroño. Lo dejamos y lo retomamos un verano en el que dedicamos varios fines de semana para llegar a Ponferrada, donde nos recompensamos con un cocido mara-gato de quitar el hipo. El último trozo, desde Ponferrada, lo hicimos en otoño. Fueron nueve días maravillosos, que nos metieron a Galiza en el corazón... y en el estómago.
Hace dos años, rematamos el Camino, llegando hasta Fisterra y Muxia. Y el sábado 20 de junio emprendimos el Camino Portugués, saliendo de Tui, justo en la frontera con Portugal, y llegando a O Porriño, casi 19 kms. después. Por los azares del viaje, salimos de Tui a las 12:30, cuando el termómetro rondaba los 30º y llegamos a O Porriño cinco horas después, con los termómetros a 34º, tras dos paradas técnicas, la primera para comer algo y la segunda para beber, después de haber acabado con todas nuestras provisiones, que no eran escasas.
Menos mal que la etapa es suave, sin apenas pendientes, persiguiendo el cauce del río Louro, alternando caminos con pistas asfaltadas. Tenía un punto crítico, poco después de la mitad del trayecto, por un polígono industrial, largo como un día sin pan, en ligera pendiente y absolutamente inhóspito. Hay una ruta alternativa por el entorno natural de As Gándaras que se nos pasó de largo. Dicen las guías que este nuevo recorrido ha caído como un jarro de agua fría entre los hosteleros, que no han dudado en quemar los carteles del itinerario, borrar flechas, etc. Nosotros caímos en la trampa y después del calvario del polígono industrial paramos en el primer bar que vimos.
Y esto es sólo una pequeña parte de la cantera |
Lo que más me ha llamado la atención de esta etapa es la enorme cantera de O Porriño. visible desde muchos kilóme-tros de distancia, que explica que la mayoría de las casas de la zona, las baldosas de las calles y las plazas y hasta los pabellones industriales utilicen ese material para fachadas, pavimentos, postes y cualquier otro elemento constructivo, lo que es un regalo para la vista por su solidez, sobriedad y elegancia.
Como nos ha pasado siempre, la atención, la hospitalidad, el servicio, el alojamiento -ya no tenemos edad para los albergues- y la comida, excelentes y a muy buen precio.
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