Lo primero que leí de Antonio Muñoz Molina fue
El invierno en Lisboa (1987), con la que ganó por primera vez el Premio Nacional de Narrativa, y a Lisboa vuelve el autor, con la excusa de seguir el rastro de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King, que durante su fuga pasó 10 días en Lisboa tratando de conseguir un visado para Angola, donde quería enrolarse como
mercenario.
La reciente apertura de los archivos del FBI le permite a AMM reconstruir el crimen, perpetrado el 4 de abril de 1968, los preparativos, los antecedentes, la huida, la captura y, por encima
de todo, su paso por Lisboa, que se convierte en protagonista principal de la historia. Una cuidad fascinante, a la que siempre apetece volver, como lo ha hecho el autor para escribir esta novela y para recrear aquel viaje iniciático, en 1987, para escribir
la novela que le consagraría.
Son tres historias, la de James Earl Ray, la de aquel primer viaje a Lisboa de un todavía inmaduro funcionario del Ayuntamiento de Granada que aspiraba a ser escritor, y la de su último viaje,
muchos años después, ya como autor consagrado, para documentar con detalle los pasos del asesino.
AMM junto al cuartel de Loiola, donde hizo la mili, que le sirvió de inspiración para escribir 'El invierno en Lisboa' y otras novelas que recogen muy tangencialmente el 'contencioso' (sic) |
He leído casi toda la obra de AMM:
El invierno en Lisboa, Beltenebros, El jinete polaco (Premio Nacional de Narra-tiva en 1991, una novela que aparqué varias veces, hasta que caí rendido y entu-siasmado),
Ardor guerrero, Plenilunio, Sefarad, La noche de los tiempos, y el ensayo
Todo lo que era sólido, de obligada lectura para todo aquel que quiera entender la decadencia mate-rial y moral –o sería mejor decir cívica- de la España del
pelotazo y la corrupción generalizada, no sólo en la clase política.
Como la sombra que se va es una novela de digestión lenta, de sabores fuertes. Como leí en una crítica:
‘original, apasionante y honesta’, escrita en primera persona por un autor que se desnuda ante nosotros, tras el biombo que le ofrece la atormentada vida de un asesino.
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