Hombres buenos

En estos días de vacaciones, aparcamiento de las rutinas y alejamiento de mi entorno natural, voy a tratar de mantener la disciplina de publicar a diario en el blog, aunque para ello tenga que recurrir al fondo de armario de mis últimas lecturas.

Merece la pena trabar amistad en Facebook con Tito Gala De Andrés, algo más que un atleta popular, sólo por las recomendaciones literarias con las que periódicamente nos obsequia. Entre las que nos hizo el 23 de abril, Día Internacional del Libro, escogí Hombre buenos, de Arturo Pérez Reverte. Así lo presentaba: ‘Basado en hechos y personajes reales, narra la heroica aventura de quienes orientados por la razón quisieron cambiar el mundo con libros. Es una buena historia con bien perfilados personajes. Pero también mucha capacidad para exponer ideas sobre asuntos trascendentales de forma de forma sencilla y comprensible.’

Como entre mis virtudes –si tengo alguna- no está la capacidad de síntesis, no enmendaré ni engrosaré esta magnífica reseña de Tito. Sólo os diré que disfruté hasta casi perder el sueño de las casi 600 páginas de esta novela, marca de la casa, de un narrador extraordinario.

Si queréis pasar un buen rato, dando saltos en el túnel del tiempo, mezclando realidad y ficción, con personajes de una pieza, sin juicios morales, diálogos directos y una trama que combina la novela de aventuras  con un homenaje a la Ilustración, el racionalismo y la Real Academia Española de la Lengua –de la que APR es miembro desde 2003- corred a comprarla. Porque Hombres buenos  –y esta frase no es mía, sino del director de la R.A.E. y personaje de la novela- es ‘una apoteosis de ese cambalache entre realidad y ficción que siempre constituye la mejor literatura’ (Darío Villanueva en Babelia)