Morante de la Puebla con Cantaclaro |
'A ver quién mata a esa cabra', se escuchó en las localidades altas del tendido 7, en las que -por circuns-tancias que no vienen al caso- vimos la corrida de ayer en Illumbe. Fue al comienzo de la faena de muleta de Morante de la Puebla, a su segundo, cuarto de la tarde, bautizado Cantaclaro y que dio 495 kilos en la romana.
Si todavía viviera, Joaquín Vidal, a quien debo buena parte de mi afición a los toros... y a la literatura, podía haber titulado así su columna sobre la tercera corrida de la Feria de Semana Grande 2015, con toros de Juan Pedro Domecq y un cartel de figuras, que completaban Sebastián Castella y Alejandro Talavante, que se llevaron dos merecidas orejas por sus faenas al segundo y al tercero, a los que mataron de estocadas fulminantes, lo mismo que al quinto y al sexto, que no se prestaron al lucimiento de los matadores. La buena faena de Morante a Cantaclaro no se vio premiada.
No hubo revolcones como el que sufrió Manzanares el jueves. Y por partida doble. |
Los seis toros, de bonita estampa, demostraron gran movilidad... y elasticidad, hasta el punto de que el tercero y el quinto, tras salir tambaleantes de su encuentro con el caballo, cayeron sobre sus cuernos y dieron sendas y limpias volteretas (txiribueltas decían mis hijos de pequeños), recuperando dignamente la verticalidad.
A falta de la emoción y la tensión que ponen los toros de verdad, poco más dieron las dos horas que duró la fiesta y que se nos pasaron como un suspiro, gracias, sobre todo, al acierto de los matadores con la espada, que siempre es de agradecer.
¡Ah! sí; a nuestro alrededor mucha gente joven que ha pagado entre 15 € y 30 € por un espectáculo de dos horas, lleno de colorido, con mucha acción, tres protagonistas con tres estilos distintos, seis toros, de los que dos eran contorsionistas, dos orejas, seis estocadas contundentes, muchos aplausos, una bronca al presidente y ningún incidente digno de mención.
Estoy seguro de que divirtieron de lo lindo y de que volverán, porque ellos son el futuro de la fiesta.
Un maestro Joaquín Vidal, imagino que lo tienes, pero sino, un "imprecindible", su libro Crónicas Taurinas, de la editorial Aguilar
ResponderEliminarAbrazo
He leído muchas crónicas taurinas de Joaquín Vidal en El País, pero no he leído el libro. Tomo buena nota para hacerme con él, Javier.
EliminarEskerrik asko!