Se estrenó en 2002, cuando mi hijo tenía 10 años, y es él quien lleva años recomendándomela. Mucho antes, quizá hacia 2007-2008, me la recomendó un compañero de trabajo. Visto con perspectiva, el proyecto que me encargaron entonces y el equipo que me asignaron tenía muchas similitudes con el trabajo/proyecto que le encargan al teniente Daniels, de Narcóticos, y el equipo que le asignan.
Creo que es en el segundo episodio cuando la mujer de Daniels, mientras cenan, le pide que deje el caso, porque si sale mal, se la carga; y si sale bien, también. Es llevar la contraria a esa cita que utilizamos tantas veces para darnos el coraje de pasar a la acción: ‘Si lo intentas puedes perder, si no lo intentas estás perdido’.
Y qué decir del equipo, formado por policías repudiados de otros Departamentos, a cuál más conflictivo y menos motivado. Lejos de pensar en proteger y servir a los ciudadanos, hasta el mejor policía de ese equipo puede parecer manifiestamente incompetente, vago, violento, vanidoso, frustrado, alcohólico… y supongo que según avance la serie también saldrán policías corruptos. No hay superhéroes sino hombres y mujeres de carne y hueso, con sus debilidades, sus vicios, su egoísmo, su ambición…
Y los ‘malos’, los criminales, aparecen atrapados en una existencia miserable, capaces de cometer las acciones más execrables, a la vez que muestran su perfil más humano y solidario con los suyos.
Tanto en los policías como en los criminales podemos ver distintos modelos de liderazgo, de trabajo en equipo, de desarrollo de relaciones, de orientación al logro, pensamiento analítico y conceptual, de integridad, de persuasión, de iniciativa, de comprensión de las relaciones políticas y jerárquicas en las organizaciones.
Como me ha sucedido a mí en mi vida profesional, viendo la serie podemos afirmar que no hay empleados intrínsecamente malos, sino jefes que no son capaces de sacar lo mejor de ellos, porque todos tenemos algo en lo que somos buenos.
Yo recuerdo con gran satisfacción aquel grupo inconexo y heterogéneo; y aquel proyecto, que nació con los peores auspicios. Terminamos formando un equipo, un gran equipo y estaré eternamente agradecido al gran trabajo que hicieron todos para que, contra todo pronóstico, terminara tan bien que consiguió que, tras su cierre y disolución, cada uno se reubicara en una función mucho mejor de la que tenía antes, alguno lideró sus propios equipos, y yo me convertí, desde entonces hasta mi jubilación, en un especialista en resolver ‘marrones’. No siempre con tanto acierto ni con tan buen equipo.
Volviendo a The Wire, he visto seis capítulos en tres días. Me quedan 54 y me da que seguiremos hablando de ellos.
Eskerrik asko! Kote y eskerrik asko! Iñigo por la recomendación.
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