Esta 
es una de las frases brillantes que podemos leer en la segunda novela de Eloy Moreno, 
que engancha desde la primera línea. 
Presentada como la novela de una generación indignada, nos va contando varias historias cuyos protagonistas tienen algo que ocultar. Se recrea en el paisaje político y social, en un ejercicio desde mi punto de 
vista accesorio y tal vez innecesario; porque los personajes, su doble moral, 
sus justificaciones, y las historias que sienten y que callan son por sí mismas 
suficientes para hacer una novela redonda.
La 
otra gran protagonista es la cuidad de Toledo, cuyas calles y plazas vamos 
recorriendo, especialmente de noche y con frío, un frío que casi llegamos 
a sentir mientras caminamos por ellas con nuestra 
imaginación.
Si 
os animáis a leerla tendréis la sensación de estar levantando el tejado de cada 
casa; y viendo sin ser vistos lo que pasa en esos hogares o en esas 
calles de Toledo. Estaréis siendo testigos de realidades que están ocultas dentro de las 
mentes de otras personas, pero que pueden ser comunes a muchos de 
nosotros. 
Porque también debajo de nuestros sofás escondemos 
secretos que nos gustaría olvidar para siempre, pero que nos asaltan y estallan 
en nuestra cabeza, poniendo en cuestión ese mundo ficticio que nos hemos 
construido, sustentado en un relativismo ético y moral en el que cada vez resulta más 
agobiante vivir.

Gracias, por la referenia.
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