jueves, 4 de septiembre de 2014

La novia en la boda...

No le pongáis cara porque no la tiene. Es una máscara que pretende ser una imagen.

Alta ejecutiva, de edad indefinida y estado civil irrelevante. Invariablemente ligada a su Smartphone –antes a la Blackberry- sin importar dónde, cuándo o con quién esté; y siempre pendiente de todo, especialmente de cualquier idea u ocurrencia –qué más da- del JEFE (Presidente, Consejero Delegado, Director General, …) que hace suya de inmediato para desconcierto de sus subordinados. He dicho bien, subordinados, porque todas y todos ellos tienen claro quién manda y nadie toma ninguna decisión sin su aprobación. De ahí que esté siempre tan ocupada y tan pendiente del Smartphone. Y de ahí que tengan arrinconada la innovación.

Subida en unos 'manolos', sujetando un bolso de marca y un maletín de diseño, estrecha tu mano con frialdad, sin mirarte, y rechaza cualquier acercamiento. Nada de besos, que para feminista ella. Y para femenina. Siempre lleva faldas, dejando ver unas rodillas que traicionan una cara quizá demasiado estirada. 

No se le conoce ningún éxito profesional si no es el de mantener su estatus, tarea a la que se dedica en cuerpo y alma, asistiendo y dejándose ver en cualquier presentación, evento o sarao.

Ya lo decía Cecilia en ‘Dama, dama’:

“Y si no fuera por miedo
Sería la novia en la boda,
El niño en el bautizo,
El muerto en el entierro,Con tal de dejar sello..."

2 comentarios:

  1. Jo, jo, jo............perfecta descripción del "pretendido y socialmente reconocido" triunfador. Qué digo? Triunfadora, que para más inri, conlleva además el componente (equivovado) de "aquí he llegado yo siendo mujer".

    Y no me tose nadie.

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    1. Así es, 'anónimo', que espero seas mujer porque no descarto que alguien me tilde de machista o resentido. Desde mi experiencia, es un perfil que se da en la política, la empresa...

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