Es probable que cuando los chinos programaron la final de salto de altura masculina para última jornada tuvieran presente el extraordinario 2014, con 5 atletas y 12 saltos por encima de 2.40
y la posibilidad de que de la lucha entre ellos, especialmente entre Barshim (2.43) y
Bondarenko (2.42), cayera el viejo record mundial de Javier Sotomayor: 2.45 (Salamanca, 27-7-1993).
Pero los antecedentes de 2015, con un único salto por encima de 2.40, conseguido por
Barshim (2.41) el 17 de mayo en Eugene, los posteriores resultados del qatarí y la lluvia que no se quiso perder el fin de fiesta, garantizaban la continuidad del record del cubano.
Sólo 7 atletas superaron la criba en 2.29, quedando fuera algunos candidatos a las medallas como
Erik Kynard y Gianmarco Tamberi, que habían saltado este año 2.37.
En la siguiente altura: 2.33, pasaron sólo 4:
Derek Drouin, Guowei Zhang, Bohdan Bondarenko y Mutaz Essa Barshim, pero ninguno de ellos pudo con 2.36. El qatarí, líder del año y gran favorito se quedaba fuera de las medallas por su nulo sobre 2.29.
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Se imponía el desempate para decidir el oro y los jueces –desconozco el Reglamento- tal vez a la vista de lo cerca que habían estado del 2.36, les dieron una nueva oportunidad sobre esa altura.
En vano. Bajaron el listón a 2.34 y el canadiense Derek Drouin, el más
fuerte de los tres (se le nota que hacía pruebas combinadas) que tiene una mejor marca de 2.40 (2014) y que este año había saltado dos veces 2.37, fue el único que lo saltó, quedándose con la medalla de oro que sumar a los bronces de los JJ OO de Londres
2012 y el Campeonato del Mundo de la IAAF de Moscow 2013.
Bondarenko y el simpático chino
Guowei Zhang, todo un showman, compartieron la medalla de plata.
Aunque el concurso se quedó lejos de las expectativas, la emoción las compensó con creces.
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