Tuve conocimiento de esta novela a través del blog de Javier Elzo. La compré en mi e-book el día 30 y la devoré en dos sentadas. Es una novela corta del alemán Ferdinand von Schirach, nieto de Baldur von Schirach, quien fuera líder de las juventudes hitlerianas y Gobernador del Reich en Viena hasta el final de la guerra. Se declaró arrepentido en el juicio de Nuremberg y estuvo 20 años en la prisión de Spandau.
No os desvalaré la trama, que en poco más de 100 páginas aborda cuestiones como la ley, la justicia, la venganza que se sirve en plato frío y lo políticamente correcto, pero olvida algo tan importante y tan imprescindible como el perdón. Un perdón sin el que no es posible la convivencia.
Tiene su punto de actualidad con sucesos como la detención de Jerry Adams y todo lo que se viene hablando de la memoria histórica.
Es una novela directa, sin adornos, que nos hace pensar con diálogos como éste:
- Leinen (el abogado defensor) dice: “Hans Meyer era un hombre de lo más decente. No sé por qué nadie querría matarlo.
- Con que un hombre decente. —Mattinger (el acusador particular) desvió la mirada—. De ésos no hay muchos. Tengo sesenta y cuatro años y en toda mi vida sólo he reconocido a dos hombres decentes: uno murió hace diez años y el otro es monje en un monasterio francés. Créame, Leinen, Las personas no son blancas o negras… Son grises.
- Suena a cita de calendario
- Mattinger se echo a reír y le contestó: Cuando uno se hace mayor, las citas de calendario son cada vez más ciertas.
Ya lo dice la Biblia: 'El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra'
Leed el libro. Vale la pena.
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