Esta mañana, en el programa A vivir que son dos días de la Cadena SER, que presenta Javier Del Pino, estaban hablando de las elecciones europeas. Uno de sus invitados, Peridis, ha ilustrado los resultados con esta curiosa parábola:
Un paciente cada vez más enfermo (España) va perdiendo la confianza en los dos médicos que le atienden de toda la vida (PP y PSOE). Cada uno le hace un diagnóstico distinto y variable, según esté o no de guardia. Hablan un lenguaje que no entiende, cargado de eufemismos. Y nunca se ponen de acuerdo, salvo para ir recortándole el tratamiento.
De repente, aparece un médico joven que parece interesarse seriamente por él. Habla claro, se le entiende todo lo que dice y le ofrece soluciones a sus males. Le dice: Podemos.
Los dos médicos veteranos desprecian al 'chaval de la coleta' y ni se molestan en contrastar con el el diagnóstico y el tratamiento. Simplemente le descalifican y hasta cuestionan que sea un médico de verdad, sin tener en cuente su brillante expediente académico.
Desde la atalaya de mis casi 59 años, con mis valores, mis vivencias y mi posición en lo que un amigo llama la 'sociedad instalada', la música que toca este nuevo flautista de Hamelin me suena desafinada, pero tengo que reconocer que es pegadiza.
Decía Winton Churchill: 'El político se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones'.
Seguro que volvemos a hablar de este médico del que, ahora mismo, me convence más el diagnóstico que el tratamiento.
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