Las
imágenes de estos días de la calle Vitoria del barrio de Gamonal, convertida en un campo de
batalla nos sorprenden a todos los que creíamos que Burgos era una ciudad
tranquila, conservadora y tradicional, en la que nada hacía presagiar lo que
está sucediendo. El problema parece serio.
Sigo
la noticia por la radio y en la poca tele que veo, me llamó la atención la
comparecencia del alcalde, un hombre joven (44 años), pulcramente vestido, como
corresponde esa ciudad, y sin afeitar, lo que ya resulta más extraño, salvo se
ese sea su look. Cara seria y mensaje
contundente: la obra se hará porque estaba en su programa electoral y porque
cuenta con el apoyo del 80% de los votos de los burgaleses. Informaciones
posteriores ponen en duda esta afirmación del alcalde, que como buena parte de
la clase política, lleva toda su vida mamando de la teta de los presupuestos
generales del estado: presidente provincial de Nuevas Generaciones el PP,
vicesecretario regional del PP de Castilla y León, concejal del Ayuntamiento de
Burgos (con 24 años), director general de la Juventud de la Junta de Castilla y
León, primer teniendo de alcalde, portavoz y concejal de Fomento del
Ayuntamiento de Burgos, secretario general del PP de Burgos... más de 20 años en
los laberintos de la política con minúsculas. O en sus
cañerías.
Y muy
lejos de lo que pueden pensar o sentir sus vecinos del barrio del Gamonal, con
quienes la cordura -y la humildad- le exigiría dialogar.
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