Por alguno de sus comportamientos, dentro y fuera de las pistas de tenis, cada vez que veo un partido de Novak Djokovic, me pongo de parte de su rival al otro lado de la red. Casi siempre termino decepcionado, a la vez que seducido por el que, para mí, es el mejor tenista de la historia... con permiso de Rod Laver. Cierto que Nole carece de la magia y la elegancia de Roger Federer, y de la épica de Rafa Nadal, con quienes empata a 20 Grand Slams ganados, pero es sobresaliente en todas las fases del juego y tiene una agresividad y un hambre de ganar, que le hacen casi invencible.
Ni sé ni mi interesa saber si Djokovic se ha vacunado o no contra el Covid19, pero defiendo su derecho a no hacerlo. Y lo defiendo desde una posición totalmente favorable a la vacunación. Llevo más de veinte años poniéndome la vacuna contra la gripe, cuando apenas se la ponía un 10% de la población menor de 65 años. Fui voluntario con la vacuna experimental Curevac, de la que me inyectaron dos dosis. Al descartarse esa vacuna, me puse las dos dosis de Pfizer y estoy a la espera que pasen los seis meses para ponerme la tercera.
El tiempo transcurrido nos ha permitido afirmar que el estar vacunado no evita ni contagiar ni ser contagiado. También hay evidencias de que quien esté vacunado, de contagiarse, tendrá una clínica más leve que quien no lo está.
¿Entonces, lo de Djokovic y la postura del gobierno australiano de no dejarle jugar el Open de Australia, es un tema de salud pública o de libertades? Y, a mi modo de ver, estamos hablando de una de las libertades más básicas y elementales.
Y lo mismo nos podríamos preguntar del pasaporte Covid.
Ya lo dijo Voltaire: 'No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.'
Me gustaría que Djokovic pudiera jugar el Open de Australia y que algún otro tenista fuera capaz de ganarle. Si no es así, al ganador, sea quien sea, siempre habrá alguien que le recuerde que ese año, en 2022, no le dejaron jugar a Djokovic y defender el trofeo ganado el año anterior.
Y termino con esta reflexión de Mario Benedetti: 'Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.'
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