miércoles, 13 de septiembre de 2023

En defensa de las Millas Urbanas

Si conociera la fórmula para poner en valor una prueba tan emblemática y espectacular como la Milla Urbana, sería en primero en compartirla y aplicarla.  


Una Milla son 1.609 metros, una distancia al alcance de cualquier deportista, de cualquier especialidad. 

No estoy hablando de correrla como el recordman mundial Hicham El Gerrouj (3:43.13) o como recientemente la ha corrido Jakob Ingebrigtsen (3:46.46), estoy hablando de una carrera que puede liquidarse en menos de 10 minutos, a 6':13/"km. Cualquiera podría hacerlo.

Cualquiera que corra la B/SS en dos horas, durante 20 kilómetros, con cuestas que se las traen, va más rápido.

Y sin embargo, cuando se programa una carrera así, apenas vemos en la salida a una o dos docenas de atletas. Esos, evidentemente, no van a 6'/km sino mucho más rápido... como en cualquier otra carrera. 

Además, esas carreras no tienen ningún eco y casi ni nos enteramos de ellas.

En Azkoitia, la Milla es un fijo de sus Andramaixeko Jaiak. El 18 de agosto celebró su XX edición y lo único que sé es que ganó Bingen Aranbarri, un chaval de 18 años que esta temporada ha corrido los 800 metros en 1:58.99 y los 1.500 en 4:15.61.

El pasado sábado, en Legazpia, se celebró la XXII edición de su Milla Urbana. Una prueba perfectamente organizada por el Goireri Garaia. 

Las noticias que me llegan es que hubo más de cien chavales y que en la carrera absoluta apenas una docena de atletas, liderados por el joven Julen Azpiazu (Azpeitia) y la veterana Elena Beristain (Zarautz).

También el sábado 9 de septiembre, en Zaragoza, se celebró una clásica, que ya va por su XXXVIII edición: la Milla Urbana de Delicias

La prueba, que arrancaba a las 21:30 con la carrera para los populares, tenía, después, carreras para cadetes, juveniles, veteranos, atletas autonómicos y atletas nacionales. 

En esta última, en categoría masculina, los 4 primeros fueron Pol Oriach (4:15), Carlos Mayo (4:16), Mariano García (4:17) y Jesús Santiago (4:17). Casi nada. Se clasificaron 20 atletas.

En la prueba élite femenina, Olatz Flores (Atlético SS) fue 9ª de 17 clasificadas con un tiempo de 5:26).

En la carrera popular solo se animaron 12 hombres y 8 mujeres. Y yo me sigo preguntando: ¿por qué tan pocos?

Una Milla Urbana es fácil de organizar, basta acotar un circuito, y creo que los problemas de movilidad que puede acarrear son mínimos. Por poner un ejemplo, en Donostia, entre el túnel del Antiguo y el Ayuntamiento, por el Paseo de La Concha, se podría organizar una carrera en línea, completamente llana y sin afectar al tráfico. A ver si alguien se anima.

Para los organizadores, entiendo que sea desalentador poner en marcha una prueba a la que apenas se apunte una docena de corredores. Si además tienen que asumir los gastos de una plataforma que le dé publicidad, cronometraje, voluntarios, etc., el reto es de alto riesgo y solo se podría abordar contando con una base mínima de participantes.

Dicho lo anterior, sigo pensando que merece la pena perseverar para poner en valor una de las carreras más icónicas, a la vez que asequibles para cualquier deportista, de cualquier nivel. 

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