Una veintena de días al año, suelo salir a correr poco antes de
las seis de la mañana. Después me du-cho, desayuno tranquila-mente, y voy a
trabajar con la buena conciencia que deja haber hecho los deberes.
En verano y en viernes, como hoy, mi salida coincide con la del
Bataplán. Os podéis imaginar el panorama y el revuelo
que se forma en la plaza Vinuesa, abarrotada de jóvenes eufóricos y de fiesta,
al paso por un espécimen en pantalón corto y camiseta de tiras, que apenas puede
levantar los pies del suelo. Hoy, afortunadamente, ninguno se ha puesto a correr
a mi lado. Y como eran muy jóvenes y ha pasado mucho tiempo desde entonces,
nadie me ha jaleado al grito de ‘Indurain’ o ‘Martín
Fiz’, como hacían en los años 90.
La primera vez que salí a esas horas, lo hice con un punto de
vergüenza y podría ser un lunes de otoño porque la plaza Vinuesa estaba
desierta. Menos mal. Para mi sorpresa, aquel día, gracias a Dios, me crucé con 5 personas.
Posteriores salidas intempestivas se han saldado siempre con algún otro loco o
loca con el que nunca he dejado de cruzarme, incluso saliendo antes y hasta en
las más adversas condiciones meteorológicas.
Mi primer encuentro de hoy ha sido con una mujer delgada, que
casi nunca falla, por lo que deduzco que es habitual. No me suena haberla visto
nunca fuera de ese lugar (paseo de La Concha) y esa hora. El segundo encuentro
ha sido con un atleta joven, de buena planta, que iba bastante rápido y a quien
no recuerdo haber visto antes. El tercero ha sido un habitual: Juan Carlos Arregi, que también iba ligerito. Detrás de él me he cruzado
con otras dos mujeres, también habituales: una alta rubia y otra bajita con
gafas.
Al segundo paso por el Bataplán, la
plaza estaba más abarrotada si cabe y he tenido que ir casi a la carretera para
atravesarla. A la altura del hotel Londres, me he cruzado con una chica joven,
rubia, alta y muy guapa, con pinta de extranjera; y un poco más adelante con una ¿japonesa? delgadísima. En la parte final de mi recorrido, ha
adelantado a una chica joven, muy simpática, que me ha saludado con un ‘Aupa!’; y me vuelto a cruzar con el joven y desconocido
atleta del principio.
Sorprendentemente, no me he encontrado con ningún
Donostiarrak, reyes in-discutibles de la noche-madrugada
donostiarra y temidos por las hordas bárbaras que salen del Bataplán.
He disfrutado de verdad, a pesar de la altísima hume-dad, de un
rodaje suave de 55 minutos, con el que he expiado mi mala carrera de ayer en
Loiola, de la que estoy esperando que cuelguen la
clasificación para escribir el post que tenía previsto para hoy y que he
sustituido por éste.
tienes la clasificación de loiola en lasterketak.com. Coincido en lo de mala carrera, por no decir pésima, mi peor marca de esta prueba y he participado en numerosas ocasiones, este agosto toca dar caña para recuperar sensaciones perdidas. Lo de la plaza Vinuesa me ha pasado también más de una vez, yo también soy asiduo a correr por las mañanas a eso de las 6 antes de ir a trabajar, no hay mejor manera de comenzar el día. Y somos numerosos los "locos" que lo hacemos.
ResponderEliminarYa he localizado la clasificación, INDI. Eskerrik asko! A ver si vamos recuperando sensaciones, aunque sea a las 6 de la mañana. ;-)
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